Amigos, el Estu no es apto para cardíacos
Victoria clave en la BCL
Cuando por enésima vez en la temporada, o décima, juegas de libro la primera parte, y acaba el partido y Edgar Vicedo te dice, “¿qué te voy a contar? Ya sabes como va esto”, solo te queda irte a dormir con una sonrisa porque ha ganado el Estu.
Sí, Edgar lo decía riéndose, con cierta ironía, orgulloso de una victoria que calma las aguas y te invita a soñar con estar en octavos. “Nos vemos en marzo”, decía Maldonado una vez concluida la rueda de prensa, pero todavía con cara de susto. Y es que, amigos, el Estu no es apto para cardíacos.
Llegaba el Banvit, primero de grupo, un coloso de la competición, el coco, como decía mi amigo Eduardo Candel, ése del peto que corretea por el pabellón haciendo las fotos del Estu. Y no sé si sería motivación o qué, pero los colegiales salieron como aviones, jugando de lujo, pase por aquí, pase por allá, y triple. O se la damos a Suton en la pintura, que las mete todas, 14 puntos con 4/4 en triples. Salía todo y al Banvit nada, escandaloso, 32-10.
En el segundo cuarto los otomanos se rehicieron, frenaron la sangría, buscaron sus puntos fuertes, y empezaron a jugar, creando cierto “run-run”. Pero el Estu reaccionó de la mano de Brizuela, que volvió a dar aire al equipo. Tanto aire que la ventaja se disparó al descanso, 51-27 ante el delirio de Torrejón, que se puso en pie para despedir al equipo. El planteamiento de Maldonado fue magistral, y su ejecución perfecta.
Imagínate, 8/13 en triples, 16 asistencias,.. un vendaval.
Pero apareció el ogro, resoplaba Ludde en zona mixta al recordarlo, ése que todo lo puede, que noquea al Estu, esa montaña rusa, esa cara negra, ese "yo que sé qué es" que seda al equipo. De ganar de 24 a ganar de 7 en un abrir y cerrar de ojos, al 58-49 al final del tercer cuarto. El día de la marmota, como diría el entrañable Pinilla.
El Banvit se lo creyó con un Caloiaro excelso, y con un Estu, perdón por la expresión, acongojado. Ludde, Darío, Vicedo, Nick y Arteaga eran un caramelo para los turcos, que plantaron una zona en la que se ahogó el Estu, el martirio de todo el año. Pero amigo mío, llegó David para noquear a Goliat. Goran Suton se comió al Banvit con una raza y unas ganas tremendas, algo que alabó Landesberg al final del partido. El bosnio pudo con todo y con todos, 25 puntos, 12 rebotes y 34 de valoración. Agitó al Estu, que salió del pozo y se negó a caer en la trampa de siempre. Ludde llevó la batuta y Suton sentenció. Y eso que el sueco se aceleró en el final, “no se qué he hecho al final, tengo que controlar los partidos”, decía en un ataque de autocrítica, mientras Maldonado le tiraba un capote, “él nos llevó al final del partido con ventaja, merecía jugar ese tramo”.
Final, 78-73, el average ganado, y esa extraña probabilidad de ser primero de grupo cuando acabe la fase de grupos. O de poder quedar eliminado.