Euroliga Playoffs 4º Partido Real Madrid 89 (3) Panathinaikos 82 (1)

A la Final Four, por orgullo

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El Real Madrid selló su billete para una nueva Final Four gracias a un tremendo tramo entre el segundo y el tercer cuarto, donde desmanteló a Panathinaikos con un gran Gustavo Ayón y un imberbe Felipe Reyes. Sergio Llull repartió intensidad y caracter en el día que volvió a brillar y dominar, Luka Doncic. Segunda Final Four consecutiva del Real Madrid, sexta en ocho años.

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Tras 10 días durísimos, el Real Madrid se encontraba en su primera oportunidad, para lograr tan ansiado billete a Belgrado para la Final Four. Diez días donde hemos visto a un Real Madrid irreconocible en el primer partido, donde fueron superados desde el inicio, un acto de fe y de Chapus, por no usar una palabra algo malsonante, para igualar la eliminatoria con un enorme Felipe Reyes. El sorprendente regreso de Sergio Llull en el tercer partido que hizo sonreír a todo el WiZink Center y callándonos la boca a los que pensábamos que necesitaba debutar en un partido con menos tensión y que acercaba a los blancos a su gran objetivo europeo de la temporada. Porque primero en agosto y luego en diciembre, pocos madridistas creían que la Final Four estuviese tan cerca. A 40 minutos de cumplir un nuevo objetivo, la sexta presencia en los últimos ocho años. Algo que significa un hábito para aquellos aficionados exigentes con mejorar cada año, pero que supone una vida entera llegar a encontrarse en la situación de anoche, para todos aquellos que convivimos día a día con sus odas y desgracias durante más de 9 meses y 82 partidos.

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Por tanto, anoche era el primer punto de Final Four para un Real Madrid, que había pasado por todos los estados de ánimo posibles, desde la máxima amargura, hasta el mayor placer y éxtasis con la ayuda de Sergio Llull. Más de 12000 almas – nuevo reconocimiento al comportamiento de la afición del WiZink Center – se dejaron sus gargantas en post de acompañar al equipo a su objetivo final. Pablo Laso volvió a confiar nuevamente en su quinteto del pasado miércoles para hacer frente al físico superior de Panathinaikos. Y más que un cuarto partido, parecía ser el definitivo. Un pírrico en 4-4 en 3 minutos iluminaba el marcador, con ya un 0/3 en triples para los blancos, que seguían espesos y buscando escaparse a base de lanzamiento exterior, por miedo a confrontar a los atléticos pívots griegos. No mejoraría mucho el encuentro, puesto que en dos minutos el parcial solo fue 1-3 para encontrarnos con un 5-7 en el minuto 5. Las rotaciones no se hicieron esperar, con un gran damnificado como Fabien Causeur. El alero francés no está teniendo suerte en su primera temporada como madridista, anotando 1 puntos y perdiendo 2 balones en los escasos 6 minutos que disputó anoche. Este ritmo pausado, le valía a Panathinaikos, famoso por sus intensas defensas presionantes. Por ello, el Real Madrid aumentó una marcha más a su juego, con Gustavo Ayón volviendo a sus mejores días anotando, reboteando y asistiendo. 8 puntos y 4 rebotes del titán sirvieron para que el Real Madrid remontase en el marcador con un parcial de 10-2 en 3 minutos para cerrar el primer cuarto 19-14. Gustavo Ayón se valía por sí solo para superar a Panathimaikos, a pesar del partido tan raro que ofrecía el Real Madrid, con 6/7 en tiros de dos y 0/6 en triples. Singleton volvió a ser el mejor del primer cuarto por Panathinaikos donde Calathes volvía a estar acertado en el tiro, pero muy lejos de sus aportaciones habituales en la distribución del balón.

Y la racha continuaba en el segundo cuarto, con un 6-2 en dos minutos que obligó nuevamente a Pascual parar el partido, con un exultante Gustavo Ayón ahora asistido por Sergio Llull. Una presencia, la del base de Mahón, que no recuerda para nada, los más de 8 meses parados y que volvemos a comprobar que su estado físico, es el mismo de cualquier jugador que inicia una temporada. El Real Madrid empezaba a tener una ventaja interesante, con el parcial de 8-5 gracias a cuatro puntos consecutivos de Anthony Randolph, sobre la defensa del exaltado Thanasis Antetokoumpo. Pero a falta de Calathes, Mike James se volvió a colocar a su equipo a la espalda, consiguiendo 7 puntos casi consecutivos para igualar de nuevo el marcador 27-24 en el minuto 15. De momento Llull no estaba siendo revulsivo y Walter Tavares, volvía a sentirse inferior, pese a su altura, ante las intensas defensas que le colocaban los hombres altos de Pascual, que conseguían sacarle de la zona. El partido estaba empezando a ser dominado por el Panathinaikos y el Real Madrid, debía buscar un revulsivo. Y ese revulsivo, ya no estaba sentado en la esquina con el chándal puesto. Estaba en la cancha y lucía el 23 a la espalda y en menos de un minuto, repartió dos mandarinas espectaculares que, junto a una canasta de Jaycee Carroll y otra de Felipe Reyes, ponían un parcial de 10-0 en poco más de un minuto que incendiaba a la grada y volvía a poner a los blancos en disposición de romper el partido. Mike James quería frenar el huracán blanco, pero un triple de Carroll y una nueva canasta de Felipe, colocaban el 42-26 en el minuto 18. Así es, parcial de 15-2 en escasos 3 minutos, momento en el cual, la rodilla de Llull necesitaba un descanso. Descanso merecido, pero que nadie en el WiZink Center querría ver. Y es que el increíble Llull, se iba con 6 puntos y 6 asistencias en los 7 minutos que disputó en el segundo cuarto, rompiendo el partido. Y si los números de Llull eran espectaculares, los de Felipe Reyes, eran aun mejores, puesto que el capitán madridista 7 puntos en solo 4 minutos. Era lógico, por tanto, los 32 puntos anotados por el Real Madrid en este cuarto, para cerrar el cuarto con 51-35 para un descomunal Real Madrid. Y es que los blancos habían mejorado su excelente tiro de dos con 9/9 en tiros dentro de la zona lo que hacía un 93% Nada más y nada menos que 67 de valoración al descanso, con Llull, Ayón y Felipe, recordándonos los mejores momentos de este sensacional equipo.

Pero de todo esto, había un compañero que no estaba de acuerdo. Porque mientras Llull y Ayón se recuperaba de sus lesiones, Luka Doncic era quien lideraba acertadamente a las victorias al Real Madrid. El jugador esloveno, se había quedado en 5 puntos en la primera parte, pero dos triples suyos en dos minutos, lideraban al Real Madrid a superar los 20 puntos de diferencia ante un desarbolado Panathinaikos. La energía del Real Madrid, se unía al espectacular acierto en la zona, consiguiendo anotar en cada acción de ataque, con un 5/8 en triples en el tercer cuarto, tras su horrible 0/6 del primer cuarto. Sumando y sumando, el resultado ya era un claro 67-46 del minuto 25, permitiendo la relajación de jugadores y aficionados del Real Madrid. Pero Panathinaikos sabia que se jugaba la vida para seguir teniendo opciones de jugar la Final Four, en el partido de anoche y debían poner toda la carne en el asador, no ya tanto en defensa, sino todo en ataque. Y lo iban consiguiendo, poco a poco con 10 puntos en 2 minutos y nuevamente apostando todo a su defensa, con solo 5 puntos anotados por el Real Madrid, que no encontraba forma de encontrar buenas posiciones de lanzamiento. Solo los tiros libres, permitían al Real Madrid mantenerse con diferencias cercanas a los 20 puntos, con un colosal Gustaco Ayón que terminaba el tercer cuarto con unos números de escandalo 12 puntos 6 rebotes 4 asistencias 3 robos y 2 tapones. Un tercer cuarto que tenía que acabar con otro regalo de Sergio Llull, con un triple sobre la bocina para dejar el 78-60 al final del tercer cuarto. Un 61% de acierto en 30 minutos, es insuperable para cualquier rival, con 28 rebotes y 16 asistencias con 4 tapones. Cerca, muy cerca se encontraba el billete a Belgrado. Solo faltaba rematar.

Pero los blancos se relajaron en exceso al comienzo del último cuarto. Somos humanos, ellos también. Los nervios que tenía al inicio, me los quitaron el parcial de 59-46 entre el 2º y el 3º cuarto del encuentro. Panathinaikos, sabía que se lo jugaba todo en 10 minutos y por tanto le metía un par de marchas a su ataque y seguía subiendo puntos su intensa defensa. De manera extraña y sorprendente, todo le salió a pedir de boca, gracias a un extraordinario Chris Singleton, que hace tiempo dejó de volar, para convertirse en un especialista desde el triple y acabar anoche con 21 puntos y 5/6 desde la línea, con 11 puntos en el último cuarto. Un parcial de 2-15 en 6 minutos, volvió a meter el miedo en el cuerpo a los aficionados madridistas. El 80-75 del minuto 36 empezaba a pesar en el equipo que mantenía la ventaja que veía como dos tiros de Jeffrey Taylor, era el único balance ofensivo del conjunto de Pablo Laso en este cuarto. Tras un tiempo muerto solicitado por el técnico vitoriano, el Real Madrid puso en liza a un quinteto muy recordado por todos, con Llull Doncic y Carroll en las alas, con Ayón y Felipe por dentro. Y el movimiento dio sus frutos, con la primera canasta en juego de los blancos, cuando apenas quedaban 3.30 para acabar el encuentro. Fue entonces cuando Antetokoumpo volvió a dejar en mal lugar a su hermano, estrella en Milwaukee Bucks y un auténtico All Stars de la NBA, cometiendo feos gestos y provocativos para intentar desestabilizar a los jugadores del Real Madrid. Solo Felipe Reyes conseguía anotar en juego por el Real Madrid, mientras Calathes empezaba a sacar brillo a su brazo para poner a tiro a su equipo 85-82 a falta de minuto y medio. Necesitábamos nuevamente al revulsivo, pero esta vez no fue Sergio Llull, sino el MVP de toda la temporada. Luka Doncic decidió jugarse sobre la bocina, un triple a una pierna y con fade away ante Nick Calathes. Los dioses griegos, deben de estar hartos del presidente de PAO para permitir que ese lanzamiento, tocase el tablero y entrase en la cesta, sentenciando el partido, la eliminatoria y el pase a la Final Four, para el Real Madrid.

Y tras 34 partidos, el Real Madrid volvió a una Final Four, por segundo año consecutivo, la segunda en tres años, la quinta en seis y la sexta en ocho años. En una temporada marcada por las lesiones. Nueve meses sin Llull, tres sin Ayón, dos sin Campazzo y otros seis o siete sin Kuzmic. Nadie esperaba que este equipo pudiese llegar tan lejos en Europa y más cuando no conseguía su paso como cabeza de serie, a los playoffs de cuartos. Pero la moral, la intensidad y la testiculina de este equipo, es indiscutible y aunque el sueño es ganar la décima, el objetivo ya se ha cumplido ganando el acceso a la Final Four de Belgrado.