Móstoles vuelve a creer
Si te dicen que aún es verano al entrar en un salón repleto de gente por un equipo de 1ª Regional madrileña, no te lo crees. La puesta de largo de los fichajes, las nuevas instalaciones, la presentación de las equipaciones oficiales y el nacimiento de un nuevo himno como sorpresa final vistieron al nuevo proyecto. Los aficionados del Móstoles CF aguardaban este día desde que el silbato sonara tres veces por última vez el curso pasado. La imagen del ascenso se diluyó casi al final. Mucho antes, en las primeras jornadas, el equipo parecía haberse autonegado el derecho a pelear por subir de categoría. Resultados al margen, cuando el juego florece y va de menos a más tras un mal arranque, morir en la orilla es menos amargo.
En ese punto y seguido llega la temporada 2016-2017. Ilusión, ascenso, cantera, afición. Fueron las palabras más utilizadas por Antonio del Cerro, presidente del club, en la presentación del proyecto deportivo y social de cara a la nueva campaña. “Vamos a seguir creciendo”, prometió. El objetivo del ascenso marca la ruta de trabajo de un club que anhela ser acorde a la dimensión de su ciudad. Móstoles se mira en el espejo de otros clubes del sur de Madrid -ya no digamos del Leganés- que palada a palada han ido escalando por el fútbol español. En la capital del sur también quieren probar ese néctar a largo plazo con un proyecto de futuro, con más de 500 jugadores que nutren las filas de las categorías inferiores.
El Móstoles CF ha vuelto con el convencimiento generalizado de que este es el año. Basta con oler el ambiente, respirar la ilusión que desprenden los aficionados y escuchar sus opiniones para notar que -ahora sí- las cosas en el club se están haciendo bien. Ilusiona el proyecto e ilusiona la plantilla dirigida por Antonio Narro. Desde su llegada al banquillo azulón el ascenso se comienza a vislumbrar en el horizonte, es el artífice de que las derrotas iniciales hayan mutado en victorias, y de que socios y seguidores hayan vuelto a creer en un equipo que se ha tomado la licencia de soñar en grande.
