PAPELES EN EL VIENTO DE AVELLANEDA

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Estadio de la Doble Visera del Independiente de Avellaneda

He limpiado el teclado de mi ordenador que a todos los efectos es como lavarse la boca para escribir sobre un libro que ocupará un lugar privilegiado en mis conversaciones a partir del tercer gin tonic, pistoletazo de salida de mi desinhibición y de las ganas de hablar de uno mismo.

Dos minutos después de acabar Papeles en el viento de Eduardo Sacheri y después de secarme los ojos con los puños de la chaqueta ya estaba dispuesto a lanzarme a mi calle , que a todos los efectos es este blog, para decirle a conocidos y desconocidos que devoren este libro, obra indispensable para los que amen el fútbol en mayúscula.

Emocionante narración en la que se mezclan las historias de Independiente de Avellaneda y la de uno de sus aficionados más incondicionales, desde la cima deportiva hasta la muerte de un equipo que ahora mismo vive sus horas más bajas en la Nacional B. La vida de Alejandro, "El Mono" recorrió el mismo camino que la del club de sus amores. Y con él la de sus amigos de toda la vida, personajes para todos los gustos, triunfadores y perdedores, románticos y prácticos, serios y graciosos. Todo desde el anonimato de personas que seguro reconoceremos en  nuestras vidas y barrios. Todos los protagonistas, hasta el futbolista Pittilanga, son gente normal con vidas como la tuya y la mía. El 'jodío' o 'boludo' o 'pelotudo' de Sacheri, escrito con toda la envidia de la que soy capaz de amasar,  consigue hacerles, hacernos, héroes y villanos de una trama que te hace insufrible dejar de leer.

Reconozco que mi afición por el cine argentino ha hecho más fácil mi lectura, he visto la cara de Pablo Rago en "El Mono", la de Ricardo Darín en Mauricio, la de Gastón Pauls  en el idealista profesor Fernando. Le he dado las gracias, una y mil veces a Eduardo Blanco por haber sido para mi "El Ruso", me he ensimismado viendo a Silvia Kutika putear al "Mono" y sus amigos en la inaguantable Mónica. Hasta Atilio Pozzobon le ha prestado su rostro al Director Técnico Bermúdez.  Para Pittilanga, el delantero argentino, centro de las desdichas de los protagonistas, me ha servido por razones obvias  la figura e imagen  del jugador del Rayo Vallecano Larrivey

Juan José Campanella, uno de mis iconos del cine, escribe una reseña de la obra de Sacheri que dice: "Logra como pocos darles una proyección universal a las historias que cuenta. Historias de gente común donde lo cotidiano se vuelve épico".  Podría ser la reseña de cualquiera de sus películas y la explicación del por qué los dos Campanella y Saccheri crearon algo sobrenatural: El secreto de sus ojos.


Escribiendo esta entrada ha sonado permanentemente la canción El palacio de las flores de Andrés Calamaro que fue el que me descubrió la época dorada de Independiente con los Pastoriza, Santoro y el "Chivo" Pavone.  A Bertoni,  Burruchaga, Calderón y  Agüero entre otros he tenido la fortuna de verles y entrevistarles. Me he asombrado sabiendo que la primera bandera y escudo del club se basaron en la bandera escocesa.  Y me he emocionado viendo la fotografía en la que el mejor de la historia, Maradona, besa la mano de Ricardo Enrique "El Bocha" Bocchini, el más grande en la Historia de los de Avellaneda. He disfrutado con los 'rojos' como lo hubiera hecho con  El Mono, Mauricio, Fernando y el "Ruso".