El Rayo Majadahonda araña un punto en Los Anexos y hace un favor a su tocayo
El Real Valladolid tuvo ocasiones para ganar al final, pero el flojo primer periodo pesó más ante un rival que jugó cuarenta minutos con diez
Los majariegos se adelantaron a la salida de un córner y se sostuvieron en varias intervenciones de Rodrigo para sumar un punto importantísimo de cara a la salvación
La climatología, como el fútbol, es, en ocasiones, un estado de ánimo. O por lo menos lo fue para el Real Valladolid, afanado aspirante a alcanzar la tercera plaza en el Grupo V de la División de Honor y que, al tiempo que sobre Los Anexos jarreaba un mix de granizo y nieve, mostró una apatía inicial que aprovechó el Rayo Majadahonda. Mucho más intenso de partida, el conjunto majariego lo aprovechó para ver puerta y convertir todo el tiempo restante en una cuesta empinada para su rival, que se quedó a medias.
Advirtió en primera instancia Zotes, que se adentró por el costado izquierdo para disparar y ver cómo su intentona era repelida y acababa en saque de esquina. La connivencia continuó en la reanudación del juego: ese córner se transformó en un envío al primer palo, donde apareció Javi para poner el cero a uno solo de un testarazo. Fue como el despertador que suena por segunda vez después de retrasarlo de manera inconsciente con un ojo abierto y el otro cerrado. El Pucela a partir de entonces fue al 'trantrán', como si al levantarse se hubiera dado con el meñique y aquello le provocase una leve cogera.
O como si fuera el piloto automático que precede al primer café del día, porque el dominio fue impreciso y discutido a pesar del cabezazo de Víctor al larguero en el seis. Quizá si hubiera acertado... pero no, rebotó el cuero en la madera y condenó a los blanquivioletas a intentar pisar firmes sobre el tapiz húmedo, como cuando mamá (o papá) pasa la fregona y te resbalas cuando vas a la nevera. Las dos buenas jugadas de Baba amenazaron la portería, pero Rodrigo se creció en la primera para hacer el primer paradón de la tarde y en la segunda el ghanés no curvó lo suficiente la parábola.
Con todo, la premisa del Rayo Majadahonda era clara: presionar con la intensidad del niño caprichoso en la tienda de juguetes para que los locales sintieran su aliento en el cogote. Y en último término, detener el juego era otra opción, una que desquició a los de Baraja, que, no obstante, jugaron mejor en la segunda parte hasta encajonar a los madrileños frente a su puerta. Solo el desacierto en el último tercio impidió su victoria. Llegados a la frontal, su desconcierto era como el de aquel al que le sobra una pieza al montar un mueble del IKEA. Pero como el amigo que dice que "yo me encargo", le pusieron fe.
En esta mejoría influyeron dos cuestiones. La primera fue que la expulsión de Ebo llevó al equipo de Alberto Álvarez a jugar con diez nada menos que cuarenta minutos. La segunda, que Dali entró casi al momento y su entrada conllevó que Adrián Carrión bajara su posición al centro del campo. Desde allí, el 'Cruyff de Los Anexos' dio una masterclass al nivel de muy pocos jugadores que estrenan etapa juvenil. Salvo marcar, porque solo faltaba que fuera el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro, como diría García, lo hizo todo; fue primera línea de pase, segunda, clarificadora, por qué no, percutía en la segunda oleada sin balón o batía líneas con él...
Con su jerarquía temprana dominó en campo rival y hasta robó alguno en el propio, que el Rayo Majadahonda atacaba en transición, con pocos jugadores pero con convicción. David Gómez y Morante se crecieron y cortaron las acciones de Germán y Harta, emparejados casi en el mano a mano con los centrales por las subidas de los laterales locales. De hecho, el empate provino de una acción dividida ganada por Morante, que llevó la acción a la derecha, y desde allí Alvi arrancó hacia adentro veloz, se plantó mano a mano con el portero y, con temple, definió abajo a las mallas.
Pareció ser una apuesta a doble o nada, con el Pucela a tumba abierta buscando los dos puntos que le quedaban para obrar la remontada. Rodrigo salvó el segundo frente a Víctor, que había marrado ya frente a él en la primera mitad y tuvo dos oportunidades más en el tiempo restante. Aunque intermitente, el canario generó ocasiones en la posición de nueve, aunque las generales fueron menos que otras veces. Eso fue sin duda, también, mérito de los de Álvarez, que, aunque no pudieron mantener el ritmo alto de los primeros treinta minutos durante los noventa (¡como para hacerlo!), bregaron para ser el primero de los mortales que puntúa en Los Anexos.
No fue para menos la celebración del final, afeada por algún aficionado incomprensivo e irreflexivo. Porque sí, para los majariegos el punto puede suponer al final de temporada 'su' Champions League en forma de permanencia, dado lo apretadísima que está la pugna por la salvación. De paso, con el arañazo, el Rayo Majadahonda hizo un favor al Rayo Vallecano, expectante y confiante en ampliar a cinco la diferencia con los pucelanos, Almendralejo mediante. Con este tímido tropiezo, al Real Valladolid solo le queda el 'match ball' de la próxima semana en Vallecas para aspirar al tercer puesto.
Ficha del partido
* Foto: Rosa M. Martín | Blanquivioletas