Jª 10.- Real Valladolid 3-0 Aravaca CF

El Real Valladolid saca músculo ante el Aravaca

El conjunto de Javi Baraja se asienta en la cuarta plaza tras doblegar a un rival superado por su fútbol

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Los pupilos de Óscar Martos se vieron desbordados e incapaces ante un Pucela que cuajó su mejor partido de la temporada aun con las rotaciones

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Al ver un once sin Jairo, Póveda, David Sanz, Baba, Álvarez o Rafa, titulares habituales en el primer tercio recién cumplido de competición, uno podría pensar que pinta en bastos para el Real Valladolid. Así podía parecer de antemano este domingo, pero no; nada más lejos. El Aravaca, rival con el que los blanquivioletas compartían la cuarta plaza, puede dar fe de que Javier Baraja cuenta con infinidad de recursos, puesto que, ante la ausencia de estos, buenos fueron los Iker, Adrián Carrión, Óscar u Alvi, hasta ahora inéditos y dominadores del choque contra los aravaqueños.

Porque los blanquivioletas bordaron el fútbol, sobre todo durante la primera mitad, en la que desarbolaron a su rival, que bien pronto se vio por debajo en el marcador. A los diez minutos, en prácticamente la primera acción de peligro, Óscar puso el uno a cero al recepcionar un servicio medido de Adrián Carrión desde el sector izquierdo. El delantero templó ante Elo y cruzó bien frente a Víctor para inaugurar su cuenta goleadora en División de Honor, en la que ya había brillado pero sin marcar.

El propio Adrián Carrión pudo marcar el segundo cerca de la media hora de juego, cuando se incorporó en una segunda oleada añadiéndose a una buena jugada colectiva. Su disparo desde el corazón del área se marchó alto, impidiendo un tempranero premio a su buen hacer. El menudo centrocampista de primer año castigó entre líneas a un Aravaca que corrió y corrió detrás del balón, de lado a lado y durante mucho tiempo ante la paciencia de los zagueros hasta hallar en zonas intermedias al '8', uno de esos locos bajitos que son fútbol, que manejan el cuero a su antojo y marcan diferencias. Hizo un gran daño a la espalda de los mediocentros, situándose a una altura mayor que Cerro y recibiendo muchas veces solo y lejos de los centrales. Allí, indetectable, se giraba y creaba.

Con dos jugadores abiertos (Alvi y Dali) y otros dos fijando a los defensores (Óscar y Víctor, menos móvil que otros días por indicaciones técnicas), las posibilidades eran muchas. Y en caso de duda, de cualquiera de los atacantes, balón atrás y vuelta a empezar. De esta manera, los vallisoletanos se pasaron media hora moviendo el balón sufriendo apenas un par de incursiones de los madrileños, que lo intentaron a través de un disparo de falta lejano y desviado y de la ocasión marrada por Thiago en boca de gol. Llegó al segundo palo para culminar una jugada hilvanada por la izquierda, pero su remate se fue desviado.

Aunque el número de oportunidades no fue muy alto en la primera parte, dio tiempo a que antes del descanso llegara el dos a cero, de nuevo obra de Óscar. Un centro pasado desde la derecha acabó en un lateral del área, cerca de la cal, desde donde Alvi lo devolvió dentro del campo de cabeza. Ese testarazo llegó a los dominios del nueve, pero también de la defensa aravaqueña, que pese a la superioridad numérica, no neutralizó la amenaza del punta, que solamente tuvo que empujarla a la red. Era tanta la posesión que había acumulado el Real Valladolid, tanto el dominio manifestado, que la ventaja lograda se antojaba merecida. Incluso antes del descanso Dali empaló desde la frontal un duro disparo, pero Víctor despejó a córner.

Öscar Martos introdujo tres cambios nada más reanudarse el envite, que no tuvieron la incidencia que le habría gustado, puesto que no sirvieron para arrebatarle al Real Valladolid el bastón de mando. De hecho, a los diez minutos de juego Óscar pudo sellar su 'hat-trick', sin éxito, en una jugada en la que la mala fortuna provocó un choque entre Cerro y Víctor ante el cual el colegiado tardó un mundo en reaccionar. Pese a que ambos sangraban y se encontraban en el suelo, el trencilla se acercó a amonestar a Baraja antes de atender a los futbolistas, lo que generó un lógico malestar. Cerro, con el labio partido, tuvo que abandonar el terreno de juego en esa misma acción; Víctor, con una herida abierta en el pómulo, lo haría más tarde.

El jugar dos minutos con nueve jugadores enfrió y desconcertó al Pucela, al que, sin entrarle las dudas, sí le entró en su campo el Aravaca, con algún centro que no conllevó excesivo peligro. Una vez el árbitro tuvo a bien conceder la entrada de Luismi (sorprendentemente, no permitida en primer término), el balón volvió a ser de los locales, que encontraron en el refresco el cambio ideal, puesto que lejos de bajar el nivel permitió meter una marcha más. Pronto, aprovechando un buen centro de Dali, Víctor anotó el tercero y puso la puntilla, por si a los visitantes se les ocurría amenazar en un arreón.

No lo hubo, pero puede decirse que fue hasta lógico: la voluntad del Aravaca podía ser toda, pero el Real Valladolid estaba en uno de esos días. En los veinte minutos restantes siguieron teniendo para sí el dominio del cuero, sin desmelenarse para cumplir otro micro-objetivo como el de la portería a cero y embotellando a su rival en su mitad de campo. Rafa, Póveda y Arroyo, las otras tres permutas, buscaron el cuarto, pero no lo encontraron.

El tres a cero final supone una amplia diferencia entre dos conjuntos que llegaban igualados a esta décima jornada, pero fue justo, porque los pucelanos cuajaron su mejor actuación de lo que va de temporada, demostrando que si solo han perdido contra los tres primeros (y haciéndoles sufrir) es por algo. El Aravaca, en esta ocasión, solo pudo ver cómo su enemigo sacaba músculo con una segunda unidad de mucha calidad. No obstante, no hay que olvidar que la División de Honor es una carrera de fondo. Una en la que los de Óscar Martos seguro que aún tienen mucho que decir.

 

Ficha del partido