Martín Calderón: Centrocampista infinito
Una vez más afronto el reto de escribir sobre un jugador que para mí es descomunal pero que acaba de cumplir 19 años, otra vez me toca caminar por el filo de la navaja. Si miro hacia un lado mi análisis se quedará corto en las virtudes que le veo, si miro hacia el otro podría llevar a un chaval a levantar los pies del césped y él es bueno, muy bueno, si los tiene posados.
No pretendo levantar expectativas sobre él, no deseo crearle más presión de la que ya tiene siendo canterano del Real Madrid e internacional con España. Solo deseo escribir lo que Martín Calderón ofrece a un espectador de su fútbol como yo. Espectador y afortunado contador de su evolución como futbolista.
Que Xabi Alonso es su ídolo es algo que se sospecha desde que salta al terreno de juego, incluso sin tocar el balón. Cuando lo hace su estilo, su forma de tratar el esférico, los metros que le gana al equipo contrario en el centro del campo hacen que certifiques que Martín Calderón ha repasado hasta el último frame de los partidos y vídeos del que fue mediocentro del Real Madrid y de la selección española.
Martín, el niño que llegó a la Fábrica ya hace unos años emula a su ídolo en cada partido de categoría juvenil, es el faro de su equipo cuando ataca y el rompeolas cuando defiende, dominando el juego de ataque desde el césped y el aéreo cuando el rival propone el fútbol directo. A diferencia de Xabi Alonso y de otro de los grandes medios de la historia del Real Madrid, Fernando Redondo, que como Martín eran especialistas en no necesitar compañero para acaparar el centro del campo, su lanzamiento, con el balón en juego o parado le hace demoledor. Calderón con espacio y sin oposición puede ganar un partido a “martinazo” limpio, ese golpeo que hace subir y subir el balón para desplomarse dentro de la portería contraria a centímetros del larguero o escuadra rival. Heredero de Óscar, su compañero el año pasado y ahora en el Castilla, en dejar porteros deprimidos y aficionados con los ojos como paellas. A todo ello y teniendo el entrenador que tiene el gaditano se ha animado en las últimas temporadas a taconear y filtrar balones como solo el 14 sabía hacer, es decir a ser un jugador que podría jugar de central, medio defensivo-ofensivo y rozar la media punta. Han sido espectaculares los pases recibidos por sus compañeros a lo largo de la temporada, especialmente Alberto, jugador del que es inseparable también fuera del terreno de juego. Se nota.
Escribo lo que veo, sé que es un jugador juvenil y quiero que ante todo esto quede claro, he buscado nombres de jugadores de talla mundial para poder explicar lo que me transmite Martín Calderón cuando le veo vestido de corto y sea más fácil de visualizar a personas que tal vez no le hayan visto jugar nunca y se animen a hacerlo después de leer estas líneas. Pero insisto, es un juvenil, un chaval que adora a sus padres y hermana, su fuerza, su apoyo, su motivación para ser futbolista en el mejor club del mundo y soportar el esfuerzo y la nostalgia de hacerlo a seiscientos kilómetros de casa. Corazones que vuelan hacia Jerez de la Frontera y esta temporada han volado unos cuantos y de todos los colores tras cada gol anotado. También hacia el cielo acordándose de su gente, de los que no le están pudiendo ver crecer como persona y jugador. Líder de sus compañeros, dentro y fuera del terreno de juego brilla haciendo brillar, el equipo siempre por encima de todo, algo que sus entrenadores han grabado a fuego en el corazón y la mente de sus jugadores. La clave del éxito para cada uno de ellos está en el éxito de todos y Martín Calderón es el ejemplo de ello.