Kamchatka On Tour: OXFORD NO ES UN SUEÑO
Buscamos como en todo el viaje parking público, si se viaja en coche por el Reino Unido cualquier otra opción es una pérdida de tiempo. La P en las señales se acaba conviertiendo en básica para el conductor y más si eres del continente y estás hasta ahí de conducir por la izquierda ¡ Qué estres por Dios!
Tenemos unas horas para ver Oxford y la llegada ya promete sólo con cruzar el primer puente de acceso. Barcazas navegando en uno de los canales de ensueño que junto con el Thames rodean la ciudad. En unos metros de paseo por New Road encontramos la respuesta a por qué no nos hemos cruzado con turistas durante nuestros días de viaje en Gales: estaban todos en Oxford. Sus calles principales son como Preciados en Navidad, grupos escolares, de turistas, de viajeros por cuenta propia, hasta de estudiantes que aun estando en Oxford lo último que tienen en sus cabezas es hincar los codos en la soleada tarde que nos contempla. Tal era el ambiente que tuvimos la suerte de presenciar graduaciones en los Colleges y ver a padres de todo el mundo posando orgullosos con sus hijos recién graduados delante del edificio más emblemático de la universidad: la Cámara Radcliffe, en su día una biblioteca científica, ahora 'la Biblioteca'.
Una vez recorrida High Street la vuelta la hicimos por el Jardín Botánico y los parques de Merton y Christ Church Colleges, grandes explanadas en las que los estudiantes pueden practicar cualquier deporte que precise un buen césped. En estas alfombras el que no juegue es porque no sabe.
Desde la colina del Castillo es fácil dejarse guiar, incluso sin mapas, hacia los lugares y colegios más emblemáticos de la ciudad, si es que hay alguno que no lo sea. Sólo con seguir a cualquiera de los grupos que visitaban la ciudad nos aseguramos llegar y en poco tiempo a nuestras postales. En High Street, callejón a la derecha o la izquierda vas descubriendo rincones, plazas, tabernas... que siguen siendo las mismas que contemplaban los eruditos del siglo XIV. Merece la pena parar unos minutos en el Market que desde 1700 ofrece las viandas a los habitantes de la ciudad y ahora a los viajeros.
No me voy a poner a enumerar aquí todas las Escuelas que vimos desde sus puertas, no es porque no nos dejaran pasar por nuestra incapacidad intelectual, es que si quieres entrar hay que pagar. Lo que sí haré es decirlos los para mí son innegociables: The University Church Of St. Mary The Virgin, Radcliffe Camera, el Puente de los Suspiros, Torre del Carfax, New Collage, uno de los que sirvió de escenario para las películas de Harry Potter, la Biblioteca Bodleyana, Queen´s Collage, Magdalen Collage, The Christ Church, más que importante si eres fanático de la obra del primero estudiante y luego profesor de Oxford, Lewis Carroll, autor de Alicia en el País de las Maravillas.
Si estás en ese supuesto debes visitar Alice´s Shop lugar hoy de culto y que era visitado con frecuencia por Alice Liddell, la niña que inspiró a Carroll su obra más conocida.
Un ambiente en esta tarde soleada que nos hace imposible pensar en lo selecta, exigente, dura, tradicional y exquisita que es esta Universidad, sólo al alcance de los mejores.
Por mucho que supiéramos de Oxford, por mucho que hubiéramos visto de ella en series, películas y documentales. Por mucho que hayamos leído sobre ella, nada es comparable al directo. Si no llegas hasta aquí y confirmas que, efectivamente, todo existe al natural, sin artificios y montajes, siempre pensarás que Oxford es un sueño.
Con la mirada y mente perdida en lo que hemos contemplado durante sólo unas horas ponemos rumbo a Gatwick y al final de este viaje que nos ha llevado por tierras de Inglaterra y Gales. No hemos podido tener un mejor epílogo.