El Castilla se desconecta en Valdebebas y sufre un 0-4

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La sensación previa del partido era muy favorable al Castilla. Seis jornadas sin conocer la derrota, la solidez como locales, la recuperación de los internacionales, la dimisión de Pouso como entrenador del UD Logroñés, las bajas de Adrián León y de Regui por parte de los visitantes.., eran argumentos los suficientemente trascendentes como para pensar en el favoritismo del Castilla.

En el primer cuarto de hora del partido esa supuesta superioridad se trasladó al terreno de juego. Sergio Rodríguez había mantenido el dibujo de Pouso y, en principio, el Castilla con un Febas incisivo empezó a pisar zona ofensiva. El Logroñés tenía serios problemas para salir con el balón controlado. No obstante, el ímpetu inicial se atenuó. Del minuto 15 al 25 el Castilla ya no jugaba con el mismo ritmo. El Logroñés no cometía excesos posicionales, y seguía jugando su partido, esperando más que tratando de atacar al contrario.

Corría ese minuto 25 cuando el Castilla no realizaba un balance defensivo adecuado. La UD Logroñés se plantaba en un 4 para cuatro y, finalmente, Quezada cedía a córner. En RMTV avisábamos del don de César Caneda. A sus 38 años este ilustre central siempre ha tenido un don para impulsar su 1.77 con peligro. En esta ocasión no hizo falta. Un no entendimiento entre Carlos Abad y Hermoso dejó el balón manso para que el central adelantara a los riojanos. Un gol accidental, casi desafortunado; pero que suponía un cambio radical en el decorado del partido. Jugadores como Valverde no encontraron su sitio. Achraf apenas desdoblaba y Odegaard estuvo muy poco participativo. La UD Logroñés cogió confianza. Empezó a atreverse con el balón, a tocar en la medular ante la falta de presión de un Castilla que resultaba condescendiente. Precisamente una acción muy elaborada, con una gestación precisa, finalizó con un balón interior al área rematado por Muneta. Era el minuto 35 y la UD Logroñés asestaba un duro golpe. Es cierto que ante la Real Sociedad B se consiguió remontar ese mismo resultado. Empero, sin tiempo para reacionar, otro saque de esquina fue rematado de cabeza a gol por Pazó. Minuto 38 y 0-3. La vulnerabilidad defensiva incorporaba cierta desconexión de un medio campo que no recuperaba balones. Pese a todo, en el 41 Sergio Díaz realizó una incursión por banda izquierda y su pase de gol fue rematado por Nikos y repelido de forma portentosa por Miguel.

La salida del Castilla de los vestuarios fue más vigorosa. Nikos había sido anulado por Caneda y Pazó, pero Sergio Díaz y Quezada echaron una mano. El griego encontró algo más de acompañamiento e incluso realizó un remate ajustado y fuerte con su pierna izquierda desde la frontal. Lo detuvo Miguel realizando una de las paradas más oportunas que se recuerdan. Un guardameta coruplento que se estira de forma felina como un gato.

Acto seguido otro error defensivo propició una acción lúcida de Chevi por banda derecha. El madrileño concedió el gol en bandeja como si fuera un deseo a Espina, éste remato a placer y Achraf en un acto instintivo salvó el remate con la mando. Penalty y expulsión transformado por Espina. Pese a todo, el Castilla fue capaz de probar en un par de ocasiones más a un Miguel inconmensurable. La UD Logroñés se dedicó a enfriar el partido y a disfrutar de una victoria que anhelaban después de la última mala racha.

El partido se fue extinguiendo con la sensación de que solo Febas había tratado de rebelarse ante el poder riojano. Solo Febas tuvo algún destello una vez que el Logroñés se puso por delante. El equipo riojano vuelve a meterse en la pelea y continúa con su particular registro. Mendi, el ex del Villalba, no marcó. Y es que en este equipo los delanteros no marcan. En una exhibición como la de hoy, sus dos centrales, Caneda y Pazó, y su guardameta Miguel sellaron la victoria con unas actuaciones muy destacadas.

Ahora el Castilla debe pensar en el próximo partido. Sigue en buena situación aunque es verdad que el encuentro recordó a las desconexiones de los peores momentos, donde la fragilidad defensiva acaba por hacerte claudicar,