Descenso Navalcarnero

El final de la travesía más intensa

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Cómo cambian las cosas en un año. El 13 de mayo de 2018, en el Baltasar Pujales (estadio del Rápido de Bouzas), José Portillo lloraba desconsolado tras el empate que impedía al Navalcarnero disputar el playoff de ascenso a la Liga123. Y el pasado domingo, tras confirmarse el descenso a Tercera División, la historia se repetía. Bueno, más o menos. El joven técnico (22 añitos), mucho más contenido, se marchaba a las entrañas del Mariano González con la mirada perdida. Las lágrimas, en esta ocasión, no afloraron. Aunque su rostro lo decía todo.

El Navalcarnero se despide de Segunda B después de tres años frenéticos. Victorias en estadios históricos, coqueteo con los puestos de playoff, participación en Copa del Rey… Quién se lo iba a imaginar cuando hace sólo cinco años el equipo deambulaba por la Regional Preferente. Todo un logro para un club que tradicionalmente ha militado en Tercera.

Su presidente, Juan Alarcón, publicó este martes una carta dirigida a todos los aficionados rojiblancos: “Dar las gracias a la afición por la forma tan respetuosa de asimilar este descenso. Seguramente más de una crítica merecíamos todos por esta nefasta temporada y nos habéis hecho sentir orgullosos de vosotros (…) Hemos hecho muchas cosas mal y tenemos que aceptarlo”. ¿Se imaginan a Florentino Pérez o a Nasser Al-Khelaifi (dueño del PSG) reconociendo errores? Yo tampoco. El fútbol es mucho más que un negocio, amigos. Sin sentimiento no hay fútbol. Y en Navalcarnero sobra sentimiento.

El Navalcarnero es el nudo en la garganta de David Rodríguez Joya tras la goleada ante el Inter, incapaz de articular palabra en los micrófonos de Onda Madrid. El Navalcarnero es el coraje de Manu Jaimez, castigado por las graves lesiones. El Navalcarnero es Carlos de la Fuente (delegado), hundido en el túnel de vestuarios. El Navalcarnero es Lino Vielsa (jefe de prensa), con el rostro abatido. El Navalcarnero es la grada del Mariano González aplaudiendo a sus chicos tras el doloroso descenso.

Perder forma parte de la vida y del deporte. Lo bueno del fútbol es que siempre te va a entregar otra oportunidad. Otra oportunidad para regresar a Segunda B. Otra oportunidad para volver a llorar, pero esta vez de felicidad.  

Imagen: CDA Navalcarnero.