Navalcarnero 1-1 Coruxo

El Navalcarnero perdona y acaba empatando con el Coruxo

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El pasado miércoles, en un entrenamiento con luz artificial en el Mariano González, Iván Ruíz detenía el partidillo para dar indicaciones a sus jugadores. "Si tenemos opción de pase no damos un pelotazo. Queremos el balón, vamos a dar varios pases seguidos", gritaba el técnico. La idea de juego ha cambiado. O está en proceso de cambiar. Aquel Navalcarnero defensivo está en proceso de desaparecer. Este 'Barquito' quiere la pelota, quiere ser protagonista y quiere ser ofensivo.

Y así fue el equipo en la primera mitad ante el Coruxo. El Naval se reencontraba con su público tras aquel último partido de mayo frente al Celta B. Y en la primera parte los aficionados disfrutaron de este nuevo Navalcarnero. El juego ofensivo es ahora la prioridad. Hasta de cinco ocasiones claras dispuso el conjunto madrileño en los primeros 45 minutos. Solo cayó un gol, el de Sergio Bermejo, pero pudieron ser uno o dos más.

Pero la afición, a pesar del empate final, disfrutó de su equipo y de un jovencito jugador recién llegado, bajito, delgadito y jugón: Sergio Bermejo. El ex del Getafe trajo al Mariano González su disfraz de mago y en la primera parte maravilló a la hinchada. Marcó el primero, dos minutos después hizo un jugadón regateando a dos rivales que finalizó con un pase de bolea a Joaquín, y tuvo el tercero en sus botas. Bermejo es el nuevo niño mimado del estadio navalcarnereño. Antes ya lo era de Iván Ruíz, que se deshizo en elogios hacia su centrocampista en rueda de prensa: “No soy objetivo. Es un jugador que me encanta”.

Pero en la segunda parte todo cambió. El cansancio y el calor debilitaron a un Navalcarnero que perdió el dominio de la pelota y que reculó. Quizá demasiado. El Coruxo olió sangre y comenzó a lanzarse al ataque. El delantero Silva, el mejor de los visitantes en el partido, marcó el empate y pudo anotar en dos ocasiones el gol de la victoria. Pero Héctor, portero que debutaba en competición oficial con el Naval, evitó el desastre.

Pitido final y un punto para cada equipo. Quizá justo, pero cualquiera de los dos se podría haber llevado la victoria. El Naval desprendió buenas sensaciones, aunque muchos se lamentaban por haber desperdiciado las ocasiones de la primera parte. La primera piedra está puesta. Quedan 37 más. El próximo domingo, ante el Rápido de Bouzas, la siguiente.