Otra vez perder

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Cuenta Guillem Balagué que esto fue lo que dijo Guardiola en su primera charla como entrenador del FC Barcelona: “Cuando tengamos el balón, no lo podemos perder. Cuando eso suceda, hay que correr y recuperarlo. Eso es todo, básicamente”. Después, hizo lo que hizo. Hoy el Getafe no ha conseguido ninguna de las dos cosas y, efectivamente, ha hecho lo que ha hecho. Cuánta culpa tiene Bordalás y cuánta los jugadores es algo que a mí ya se me escapa, pero lo cierto es que el alicantino ha querido poner su sello en lo que llevaba su firma y ha quedado lo que ha quedado: un borrón que no hay cómo entenderlo.

Bordalás, ese Moisés que había conseguido abrir las aguas del Mar Rojo de la Segunda División para sacar al Getafe de ese desierto, ha querido probar hoy con defensa de cinco, trivote abierto y Fuster de enganche. A los 15 minutos el Getafe ya iba por detrás en el marcador y a los 24 había vuelto a defensa de cuatro, rigurosa roja directa a Gorosito mediante. Antes de todo eso, ya pasaron cosas: desde el primer minuto Cala corría con una tarjeta amarilla y en el cuatro fue Fuster el amonestado. Las dos justas, las dos evitables. Hasta Jorge Molina, siempre caballo ganador, estuvo fallón. Con los azulones ya por detrás en el marcador, Molina se encontró con un mano a mano con el portero soriano que acabó echando fuera.

A los 30 minutos Alberto ya había salvado seis veces el segundo del Numancia y uno se preguntaba si verdaderamente Peña está mejorando a Molinero y Sergio Mora a Álvaro Jiménez. Como la respuesta era obvia, Bordalás no esperó más y en el minuto 43 el extremo sustituyó a Mora. Al descanso llegó el Getafe con un expulsado, dos amonestados, un uno contra uno fallado, un cambio realizado, un gol en contra y cero tiros a puerta. Estaba el día que si le dejabas una planta de plástico a cualquier azulón te la devolvía muerta.

La segunda parte fue lo que la lógica dice que sea: una continuación de la primera. El Numancia seguía pasando por encima de un Getafe al que el frío soriano le congeló las ideas primero y las piernas después, así que la ecuación quedó fácil: dos más dos, gol del Numancia. En el minuto 60, una simple combinación en el centro del campo acabó con Peña dormido y Valcarce ganándole la espalda y fusilando a Alberto. El guardameta, que para entonces acumulaba unas diez paradas de mérito, bastante hizo con no tirarse al suelo y ponerse a llorar en ese mismo instante.

Queda entonces el Getafe en una posición que no sería la deseada: tras las derrotas de Levante y Girona y la opción de recortarles distancias, también los madrileños decidieron ceder. Segunda derrota de la era Bordalás, que lleva un enero frío, frío con cinco puntos de doce. Cuentan que a san Dionisio le cortaron la cabeza y tuvo que recorrer dos leguas con ella a cuestas hasta llegar a la iglesia que ahora lleva su nombre: “¡Ah, monseñor! Creo que, en situaciones como esa, lo único que cuesta es el primer paso”. Quizás ahí esté la buena senda, en volver a ganar por primera vez.