No sé nada de rugby
Disfrutamos de la gran final de la Copa Ibérica 2017 entre el Olímpico de Pozuelo y el Sporting de Portugal. ¡Lo pasamos en grande!
No lo busquen, no van a encontrar un titular más sincero en el día de hoy. No me avergüenza reconocerlo públicamente, pues si en la vida hay algo para lo que siempre deberíamos tener tiempo es para el aprendizaje. Y creo que ha llegado mi momento, nuestro momento.
Era una mañana agradable para ver deporte. El solecito, de frente a la grada, ayudaba a combatir el frío. La modesta tribuna del Valle de las Cañas comenzaba a poblarse de aficionados que portaban distintivos del club local. Las jugadoras de Olímpico y Sporting de Portugal saltaban al campo y el bombo comenzaba a redoblar, los aplausos a sonar y los niños a sonreír. Primero hizo acto de presencia el quince luso, visitante, como mandan los cánones. Ni un solo abucheo, ni un solo silbido. Ni rastro de la hostilidad que se respira en otros deportes hacia el rival. A renglón seguido aparecieron las anfitrionas, la hinchada se puso en pie y por momentos el ruido fue ensordecedor.
Empezó el baile con puntualidad británica y mi asombro fue placado por un cierto sentido de pertenencia que siempre recordaré con la nostalgia de la primera vez. La cerveza y los calditos se adueñaron de la grada y la comida comenzó a rodar de un lado hacia otro. No era necesario que nos conociéramos, bastó nuestra mirada de incredulidad para que nos sintiéramos uno más de la familia. Picamos jamón, colines y, si me está leyendo mi buen amigo Diego Durán que me disculpe, una croqueta que jamás me pudo saber mejor, pues la disfruté con una melé de fondo y los comentarios de un grupo de entendidos que subtitularon una acción brillante del Olímpico que despertó la ovación de los parroquianos.
Un aplauso a una jugadora portuguesa lesionada, e incluso a una decisión arbitral que nunca sabremos si fue bien cobrada, pues absolutamente nadie rebatió a la colegiada, ni dentro ni fuera del verde, precedieron a un final de partido que selló un momento histórico en la vida del Olímpico, sus jugadoras y el rugby nacional. La Copa Ibérica se quedaba en la Comunidad de Madrid bajo la atenta mirada de un tipo que no sabe nada de rugby. Prometo mejorar.
Revive la entrevista con Amanda Prado, capitana del Olímpico Rugby, previa al partido