Bala perdida
Enorme partido de un Valencia Basket superior en todo a un Real Madrid, que perdió una gran oportunidad para asegurar la cuarta plaza de la competición, que ahora comparte con Zalgiris y Panathinaikos y con la amenaza del Khimki. Pese a la derrota, los blancos ya estan matemáticamente clasificados para los cuartos de final. Mañana jueves, partido clave contra Zalgiris.
Un gran amigo mío, me comentó hace no mucho, que para sus aficionados, el Real Madrid estaba obligado a ganar títulos, ganando partidos y además jugando muy bien. Era lo que su escudo demanda. Daba igual estar 25-0 de balance que 0-25, hay que honrar la camiseta y la sección. ¡Qué razón tenía! Nunca miramos el mal de ojo ajeno, sino el nuestro propio. Se sabe que ningún equipo en una liga regular va a ganar todos los partidos que disputa, y por tanto, tiene que saber preparar sus tropas para ganar los mínimos partidos suficientes para lograr un objetivo. Algo que solo pueden decir 8 equipos en esta euroliga, y el Real Madrid desde ayer, era uno de ellos. Por tanto, quedaba un segundo objetivo en el aire, que era certificar su cuarta posición, que está que arde con Real Madrid, Zalgiris, Panathinaikos e incluso Khimki, que podría estar en esa batalla. La emoción estaba servida y el Real Madrid empezaba su ronda de cuatro finales, ayer mismo en la Fonteta, en el partido más complicado que le quedaba – en mi opinión – contra Valencia Basket. Lo tenía claro, Valencia Basket – pese a su 9-16 de balance – saldría a comerse al equipo de Pablo Laso, básicamente en un esfuerzo de valentía y entrega, para demostrar su gran poder, apenas exhibido durante la temporada.
El Real Madrid, salía con el mismo quinteto que viene usando últimamente, con Carroll saliendo de titular en detrimento de Causeur, pese a su gran partido de hace 10 días ante Panathinaikos. El partido comenzó muy esperado, con Valencia Basket con una defensa asfixiante sobre Facundo Campazzo y un Bojan Dubjlevic saliendo fuera de la zona para evitar la majestuosidad presencia bajo el aro de Walter Tavares. Los 7 puntos casi consecutivos, anotados por el montenegrino de Valencia Basket, le sirvieron a los taronja a conseguir rápidamente un parcial de 14-7 en solo cuatro minutos, acompañados de un espléndido 6/7 en tiros de campo. Era consciente el Real Madrid, de lo mucho que se jugaba, que enseguida devolvió el parcial a un 0-5 en sesenta segundos, para dejar un igualado 14-12 en el minuto 5. Jaycee Carroll lograba 6 de los 12 puntos sin, curiosamente, lanzar ningún triple. Mientras, Facu Campazzo intentaba tomar el mando de las operaciones del partido. Aun sin tener la ventaja en el marcador, el Real Madrid tenía el partido controlado, evitando cualquier intento de fuga de Valencia Basket. Tanto es así que los porcentajes de los levantinos eran bastante bajos y lejos de sus medias habituales, pero dentro de los 4 últimos minutos, todo cambió. No entiendo muy bien, como estando Tavares y Randolph como pareja interior madridista, los del turia, recogiesen hasta 5 rechaces de la canasta madridista, que unido al extraño mal porcentaje de tiros libres del Real Madrid, ayudó nuevamente a la euforia de Valencia Basket, para mantenerse por delante en el marcador 22-21 al final del primer cuarto. El buen 50% en triples del Real Madrid, mantenía a los de Laso muy cerca en el marcador, con un Taylor estelar anotando sus dos lanzamientos triples y con la pareja Randolph y Tavares, que aunque no aportaban puntos, sí lo hacían en defensa, al compás que marcaba Facundo Campazzo con sus 5 puntos y ya 4 asistencias. La igualdad que se presumía en el partido, era el guion que llevaba el partido, era pues el turno de la segunda unidad, de diferenciar el partido a su favor.
Pero en apenas 18 segundos, todas mis teorías, explotaron por los aires, tras el triple de Aaron Doornekamp. Y no era por la jugada o por el jugador en sí. Era porque precisamente el tiro exterior, era el que iba a deshacer la igualdad del primer cuarto, a favor el Valencia Basket. Un parcial de 9-3 en 3 minutos, terminó de desesperar a Pablo Laso, que veía como su defensa, apenas pasaba de puntillas por la zona levantina, de la cual llegaron hasta 6 puntos consecutivos. No lo digo yo, lo decía el entrenador vitoriano, sentando nuevamente a Ayón y Randolph, y sacando a Felipe Reyes y Trey Thompkins, esperando subir un puntito la intensidad atrás. Pero no sirvió de mucho, ya que un triple de Trey Thompkins – a tabla – detuvo el avance de Valencia Basket que era de un parcial de 14-5, para dejar un resultado de 36-29 minuto 15. Los blancos, que habían dejado inmaculado su casillero de pérdidas de balón en el primer cuarto, se encontraron con nada menos que 4 balones perdidos en apenas 4 minutos del segundo cuarto. Y para más inri, los triples seguían siendo fieles aliados de los valencianos, con 4/4 en los 6 minutos del segundo cuarto, por el 2/5 que en contra llevaban los madridistas en el mismo periodo de partido. La intensidad de Valencia Basket, nos hacía olvidar que se estaba jugando un partido entre el 14º y el 4º clasificado de la competición y donde solo los visitantes, se jugaba algo – de valor – en el partido. A diferencia de otras ocasiones, la segunda unidad blanca, apenas aportó en el segundo cuarto, teniendo que volver Carroll y Taylor a las alas, y convertirse en los curiosos máximos anotadores del Real Madrid al descanso con 9 y 8 puntos, respectivamente. Pero Bojan Dubjlevic seguía a sus anchas con 11 puntos y 4 rebotes al descanso, al cual se llegaba con 46-40 favorable para los locales. Solo 6 puntos en el marcador, 5 si contamos la valoración, pero en sensaciones, Valencia Basket era muy superior a la escuadra de Pablo Laso. A pesar de tener buenos números en rebotes y asistencias, el verdadero problema blanco, estaba en la defensa, sobre todo de los hombres altos y en el triple levantino, que destacaba con un 50% conseguido en tiros bastante liberados.
Era poca la diferencia, la verdad, pero el Real Madrid se volvió a dejar la concentración en el vestuario. De nada sirve quejarse por las dudosas dos primeras faltas señaladas a los blancos, mientras que los colegiados del encuentro, permitían la dureza e intensidad del cuadro levantino. Y dicha intensidad, sirvió a Valencia Basket a colocar un 7-0 de salida en menos de 3 minutos, con rápidos contrataques y con abrazos y algarabía de un equipo siempre muy interesado en derrotar al Real Madrid, sea el partido que sea. La entrada de Causeur por Carroll, fue un llamamiento – nuevamente – a la espesa actitud defensiva de un Real Madrid que veía como su desventaja, superaba por primera vez los 10 puntos. Mientras Valencia Basket acumulaba más y más distancia, anotando con facilidad, ante un Real Madrid, que en 10 minutos – sumando primer y segundo cuarto – perdía hasta 8 balones. Tanta intensidad ponía los locales, que hasta encontraron una falta técnica, por protestar una falta personal ante los árbitros, detalle que aprovechó el Real Madrid, para conseguir un 0-4 de parcial y colocarse 55-47 en el minuto 25, con 12 puntos anotados de Jeffery Taylor que empezaba a ser el líder anotador de un Real Madrid, que por enésima ocasión, volvía a iniciar una nueva remontada. Pero es bien sabido, que para remontar debes anotar y conseguir que el rival, no lo haga. Taylor se encaminaba a hacer un partido espectacular con sus 17 puntos, dejando muy lejos a su siguiente perseguidor en anotación. Pero cada vez que los blancos se acercaban, un nuevo mazazo caía en el aro madridista. Y si fueron 7 puntos en los primeros cinco minutos del tercer cuarto, fueron 11 en los cuatro posteriores. La remontada estaba en camino, pero se encontraron con otros 15 anotados por Valencia Basket, que hicieron inclinar la cabeza a Pablo Laso, en busca de respuestas. Porque de poco valía el 70-60 del final del tercer cuarto. La remontada solo se hacía creíble, si algún compañero de Taylor, despertase de su letargo anotador. Porque los 8 puntos del sueco en el tercer cuarto, no valían para mucho, viendo como solo Carroll llegaba a 9 tantos. El 47% de acierto, no era para nada rentable con un equipo asumido en una crisis defensiva, que contagiaba al ataque, y provocaba un esfuerzo superior para derrotar a Valencia Basket.
Lo intentaron todo, recuperaron 5 puntos en apenas 2 minutos, volvieron a correr y a gustarse jugando, con Rudy intenso en defensa y Campazzo disfrutando y haciendo disfrutar con sus asistencias – nuevo doble doble del argentino con 17-12 – pero rápidamente, el parcial de Valencia devolvió al Real Madrid a la tierra, tras tener hasta dos oportunidades de ponerse a 3 puntos, 78-72 minuto 35, minuto donde Gustavo Ayón dio el susto, torciéndose el tobillo derecho. El Real Madrid, siguió peleando, pero ayer no era el partido. Además de su equivocada defensa – recibieron 96 puntos – su porcentaje de 53% en tiros libres, era casi igual que el 50% en triples de Valencia Basket, quienes fueron justos vencedores del partido, básicamente, porque le pusieron muchas más ganas, curiosamente, el día que quedaron eliminados del top 8 y el Real Madrid, conquistaba de manera automática, su clasificación entre los ocho mejores equipos de Europa. El maquillaje final, sirvió para demostrar que el Real Madrid, podía haberse llevado el partido, anotando 88 puntos con 37 rebotes y 22 asistencias, con un superlativo Facundo Campazzo con 17 puntos 12 asistencias y 3 robos de balón, con 14 puntos y 6 rebotes de Thompkins en solo 16 minutos, y los sorprendentes 17 puntos y 4 robos de balón de Jeff Taylor. Pero recibir 96 puntos y hasta 112 en valoración, es un detalle muy lógico de cómo se disputó el encuentro.
Ayer se gastó una bala, solo eso. No soy hipócrita y claro que hubiese firmado ganar los 4 partidos, pero he mirado calendarios, rivales, opciones y estados de forma. Como dice el presidente de Panathinaikos y permitirme el sarcasmo, el Real Madrid tiene mucho mejor calendario que sus rivales, porque al final de cuentas, lo importante es sumar las victorias necesarias para llegar a la cuarta posición, no 16,17,18 o 19 victorias. Porque realmente, eso es lo que importa, y no ganar a un CSKA, Olympiacos o Fenerbahce, para quedarte posteriormente, viéndoles pelear por un título, desde el sillón de tu casa.