Luka Doncic, el mejor antídoto contra la nostalgia

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Si hay que mirar hacia el futuro, mejor hacerlo con Luka Doncic. Nadie dudó que el Madrid sobreviviría a la baja de Sergio Rodríguez, soberbio jugador prácticamente irremplazable. Lo que muchos quizá no pensaron es que la solución iba a llegar tan rápida. La cuestión aquí no es el quién (Doncic) sino el cuándo. El esloveno sigue quemando etapas a un ritmo que asusta, hasta tal punto que en tres jornadas de Liga Endesa y una de Euroliga se ha consolidado como la mejor alternativa a la nostalgia que dejó, en juego y sentimiento, la comprensible marcha de Sergio Rodríguez a Filadelfia.

Cuando el Real Madrid incorporó el pasado verano a Draper, tras perder al Chacho, no fueron pocos los que plantearon la lógica pregunta de si el de Baltimore regresaba a la capital para volver al cumplir el papel de tercer base o realmente estaba ante la ocasión de ganar minutos e importancia en las rotaciones de Laso. Ya en esos días, el dedo de muchos señalaba a un joven que en febrero había cumplido los 17 años y que había rendido con solvencia en partidos con el primer equipo. La cuestión era interesante, porque planteaba la posibilidad de que Doncic saltara por encima de Draper y se afianzase como segundo base. Ha tenido que ser el ritmo de competición el que ha colocado al esloveno como el mejor recambio, y a la vez como mejor escudero, de Sergio Llull.

No sólo es un base

Y es que con sus 200 centímetros, delimitar el análisis de Doncic a su trabajo de base es quedarse cortos. Ha quedado demostrado que puede coincidir en pista con el 23 del Madrid y desempeñar variados roles en la pista. Laso tampoco huye del recurso de colocarlo a la vez que Draper. Ante el UCAM lo hizo durante casi cinco minutos, aunque finalmente la fuerza del esloveno dictó sentencia y Draper se fue al descanso con siete minutos en su casillero. Y ahí se quedó.

Más allá de todo lo que rodea a Doncic y lo que se espera de él, más allá de lo que ya ha demostrado, el paso adelante del esloveno en la rotación blanca supone muchísimo para Laso, que dispone de una pieza de garantías para suplir la baja de Rodríguez. Pero es la versatilidad del Doncic la que le proporciona un plus y le hace dar cosas al Madrid diferentes a las que podía dar Rodríguez.

Doncic es capaz de defender a hombres bajos con los fundamentos de un base pero el cuerpo de un alero. ¿Hay mejor mezcla? La historia del baloncesto nos ha dado varios ejemplos de jugadores con estas características que eran unos auténticos filones en defensa. Ante el UCAM Murcia se pudo ver cómo en un momento determinado Laso le ponía en pista para defender exclusivamente a Sadiel Rojas. Antes, en un quinteto donde además estaban Draper, Carroll, Nocioni y Reyes (luego entró Hunter), Doncic ejerció de 2-3, una posición que no abandonó en defensa cuando tuvo que secar a Rojas y que alternó con su desempeño de 1-2 al coincidir en pista con Llull. Ahí la pareja  se cambió varias veces las defensas sobre el citado Rojas y el finísimo Campazzo.

Incluso en momentos del último cuarto en los que Llull necesitó algunos minutos de aire, fue Doncic el que se quedó en el timón. Con el balear en pista, Laso alternó las jugadas en las que uno y otro subían la pelota.

Es pronto, tanto en este curso como en su carrera deportiva, pero está claro que Doncic ya ha ocupado un sitio del que va a ser muy difícil moverle. Pocas piezas son tan completas y tan versátiles a tan poca edad. Con Doncic, echar de menos a Rodríguez duele un poco menos.