Sin rastro del Lasismo
Duro revés del Real Madrid que desapareció del partido en los últimos 10 minutos recibiendo un increible parcial de 13-38 que le dejó sin segunda posición y con un cruce muy peligroso en los cuartos de final de Euroliga y compromete mucho su presencia en la próxima Final Four de Belgrado. Cabe una reflexión del momento del Real Madrid que ganaba con 9 jugadores al CSKA moscú hace 4 meses y anoche con todo, se imolaba ante Bayern Múnich.
Corría el pasado 23 de diciembre y el Real Madrid ilusionaba a su afición y asombraba a toda Europa. Aquel Real Madrid llegaba a su partido contra CSKA Moscú con apenas 3 derrotas en Euroliga en 13 partidos. Aquella noche prenavideña, el Real Madrid jugó un mágico partido con nada menos que 10 bajas más el entrenador, por culpa de un brote de Coronavirus que mermó las facultades físicas de los jugadores cuando disfrutaban de su mejor momento. Aquel partido, no se debió haber jugado por las bajas de jugadores madridistas pero la reglamentación de la competición permitió la celebración de un partido donde los blancos jugaron con 6 jugadores del primer equipo y tres canteranos. El partido, una maravilla como contamos en su momento en Pobla FM y la victoria se la llevó el Real Madrid de manera milagrosa. Fue otro episodio más de aquello que llamamos Lasismo, una fuerza sobrenatural que permite al equipo de Pablo Laso, sobreponerse a la adversidad y competir cualquier mal momento, aunque al final el resultado no fuese el deseado. Daba igual la competición o el rival, el equipo de Pablo Laso sacaba fuerzas desconocidas para seguir vivo en los momentos más inesperados.
En la noche de ayer, los aficionados del Real Madrid esperaban ese mismo gesto y que su equipo del alma, luchase contra la adversidad del mal juego y resultados del equipo en los últimos dos meses de competición. Nunca, en la era Laso, se ha podido sospechar que algo parecido pudiese ocurrir. Echemos la culpa a los jugadores, al entrenador, al club, a las estadísticas… La realidad es que la temporada 2021/2022 todavía no acabado y el Real Madrid tenía la opción de ganar al Bayern Múnich para quedar segundo, pese a haber perdido 4 de los últimos 5 partidos de la Euroliga. ¡Segundo! Algo impensable a día de hoy e incluso deseado apenas comenzase la temporada. Incluso el rival sería diferente, ganando te enfrentas a un debutante como Mónaco, pero si pierdes te esperaba el campeón de Europa (Anadolu Efes) o el histórico Maccabi. El derecho está en tu mano contra un equipo que ya no se juega nada y que jugaba su cuarto partido en una semana. Además, el partido se jugaba en el WiZink Center, donde sólo había vencido el FC Barcelona. ¿Qué podría salir mal? Bueno si, había una cosita. Y es que el porcentaje de tiro del Real Madrid estaba siendo paupérrimo y sufría de desconexiones mentales en momentos decisivos de los partidos que le habían llevado a tener esta última bala para limpiar su camino a una nueva Final Four.
Pero el Real Madrid supo darle a sus aficionados unos minutos de alivio con 24 puntos en el primer cuarto y 28 en el segundo, para llegar al descanso del partido con 18 puntos de diferencia en el marcador y con un 59% en triples 14 asistencias y 65 créditos en valoración. Sorprendía gratamente comprobar, que todos los jugadores del Real Madrid habían anotado punto alguno excepto Edy Tavares quien apenas lanzó una vez a canasta en los 10 minutos que disputó en la primera parte. Muchos creían en que los jugadores blancos se habían tomado en serio la consigna de acabar en la posición más alta posible y de ofrecer un bonito espectáculo a todos los aficionados que asistieron al WiZink Center con la sensación de estar viendo una final y con la obligación de apoyar a su equipo hasta el final y acompañarle como el hijo que mantiene a su padre enfermo tras décadas de sentirse cuidado respetado por su antecesor. Es decir, era momento de devolver todo aquello que el Real Madrid de Pablo Laso les había regalado los últimos diez años. Tan inseminados nos encontrábamos con el juego madridista que mirábamos apenas por encima el 2/7 en tiros de dos, que venía a ser un 0/2 en el segundo cuarto, ya que el Real Madrid había conseguido cortar de raíz su negativo acierto en el triple para irse al descanso con un 13/22, lo que acercaba a los blancos, a un posible récord anotador de triples de la historia de la Euroliga. Y por supuesto, la defensa. 34 puntos recibidos, donde Bayern Múnich apenas anotaba un 30% en tiros de campo y un 32 en valoración. La noche era feliz en Madrid y los aficionados respiraban aliviados.
Porque, ¿qué podría salir mal? Lo tenía todo a su favor, los jugadores enganchados, sin apenas errores defensivos, con un acierto descomunal desde el triple y con el ya consabido Lasismo. Todos los intentos de acercamiento de los alemanes, fueron frenados por los jugadores del Real Madrid que mantenían su ventaja hasta el 59-41 en el minuto 24 de partido. Y ya con la aportación ofensiva de Edy Tavares que ayudaba a ver en los blancos 75 puntos tras tres cuartos, unos datos ofensivos que ya le hubiesen valido para llevarse el duelo ante Lenovo Tenerife el pasado domingo. Incluso la mejora de Bayern Múnich fue contestada por 4 triples más del Real Madrid que apenas cedía 23-25 en el tercer cuarto, tras recibir un 3-13 de parcial y devolver otro con 11-5 en 150 segundos. Pero como una pesadilla, como ser despertado por un ejercicio hipnótico o como poner las pilas del mando de tu dispositivo al revés, el Real Madrid desapareció de la cancha. Y los asistentes del WiZink Center se quedaron atónitos con el recital bávaro del último cuarto. Sí, son los mismos jugadores alemanes que habían jugado 30 minutos con el Real Madrid. Sí, el Real Madrid tenía los mismos jugadores que han peleado la primera vuelta para tener esta oportunidad de tener la mejor opción final. Tan real como el parcial de 13-38 del último cuarto que dejó helados a una afición que no dejó de animar hasta el último minuto. Un 13-38 de parcial en 10 minutos que ya era de 5-19 en 5 minutos, lo que igualó en ese momento el encuentro. Malas sensaciones que dejó 13 puntos anotados con 4/12 en tiros de campo, 1/6 en triples mientras que Bayern Múnich conseguía sus 38 tantos con un 10/17 en tiros de campo, 5/9 en triples y 50 créditos de valoración.
En definitiva, que fue un bajón de brazos de manual. Una penosa imagen en apenas 10 minutos que tiraron a la basura, no solo el gran partido hasta entonces, sino todo el trabajo realizado en la primera vuelta que colocó a los blancos líder de tú a tú contra el todopoderoso FC Barcelona. Y lo hizo ante su afición, la misma que se frotaba los ojos ilusionada al ver competir a su equipo contra el CSKA Moscú en Navidad y con el Lasismo a cuestas superar aquel embrollo. Esta vez, con todos los jugadores disponibles, el equipo dio una paupérrima imagen y la sensación de que cualquier equipo puede vencerlo. Estamos en el peor momento del Lasismo, es evidente. Se prevén cambios, se esperan muchas noticias durante el verano que intentarán sanear el estado del club. Pero hoy estamos iniciando abril y la temporada nos dice que quedan dos meses más de competición. El barco empieza a hundirse, yo no me bajo, pero yo no puedo quedarme solo remando, necesitamos el apoyo de los jugadores para al menos, llegar a la orilla.
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