Álvarez Jiménez, una vocación sin fronteras
Conocemos el caso de Miguel Ángel Álvarez Jiménez, madrileño de cuna y residente en Asturias, donde realiza la mayor de sus vocaciones: arbitrar.
Miguel Ángel Álvarez Jiménez (a la izquierda en la foto) es uno de los tantos madrileños que viven fuera de nuestra querida Comunidad. Con 25 años recién cumplidos a sus espaldas, reside en Gijón desde hace dos mientras estudia Educación Física y trabaja en una gran empresa a nivel nacional. Su vida ha cambiado casi de forma completa, pero hay algo que esté donde esté no podrá ni querrá modificar: su pasión por el arbitraje.
"Para mí el arbitraje lo es todo. Llevo dos años en Asturias y compagino estudios y trabajo de lunes a viernes. Aún así llega el finde y estoy deseando que llegue el partido para pitar. Imagínate lo que significa para mí. No es por dinero, que es un plus, pero no se desempeña esta función para ganar dinero. Te tiene que gustar el deporte y el fútbol, y si lo has jugado lo tienes más fácil. El que no ha jugado no es que lo vaya a hacer mal, al revés, pero el que lo ha vivido desde dentro lo respira de otra manera", confiesa en exclusiva para Pobla FM.
Álvarez Jiménez, como es nombrado por la megafonía de los estadios, se decantó por Asturias "porque parte de mi familia paterna es de aquí", jugando un papel importante el hecho de poder practicar lo que más le gusta: "La labor arbitral, al estar respaldada por la RFEF, puedes desempeñarla en cualquier parte de España haciendo un cambio de expediente". Para que su pasión fructificase y su labor fuera la más correcta, el colegiado madrileño pasó cerca de una década enrolado en el fútbol base: "Jugaba en un equipo de Alcalá de Henares, donde viví hasta los 18 años que me fui a la capital. En el último año de juveniles, un poco harto de que me había quedado medio estancado, y como me encanta el fçutbol y es importantísimo para mí, me saqué el curso de árbitro. Era 2010 y desde entonces no he parado. Comencé a foguearme con prebenjamines, benjamines...hasta llegar a fútbol 11 y así hasta hoy".
Celebrar el acierto
No es fácil desempeñar la función arbitral en ningún deporte. En el fútbol, quizás, menos. Por ello, mientras unos y otros celebran goles y paradas imposibles, Miguel lo tiene claro: "Un árbitro celebra el acierto, que es de lo que vive. Cuando tienes la seguridad de que por muchas protestas de jugadores, entrenadores o público que haya, si estás 100% seguro de tu acierto...Siempre hay algún jugador más tranquilo que al terminar el partido te reconoce el acierto. Esos detalles es de los que vivimos porque obviamente tenemos errores, es lo más normal, pero si todo fueran errores te desilusionarías como en cualquier faceta de la vida. Cada acierto te refuerza".
Sin embargo, no todo son buenas palabras y reconocimientos, quizás algo más complicado cuando te encuentras lejos de casa: "Te acabas haciendo a todos. Son ocho años pitando y no te lo tomas igual que los dos primeros años en los que acabas de salir del horno. Además, a día de hoy que estoy en Preferente y Tercera nos desplazamos fuera de Gijón, que es donde resido y donde solo puedo pitar fútbol base. En las salidas viajas con tus compañeros, por lo que estás más respaldado".
Un fútbol diferente
El fútbol asturiano, incluido en ese paquete denominado 'fútbol del norte' tan escuchado en los mentideros futbolísticos, tiene matices con el madrileño, aunque para Álvarez Jiménez el principal reside en la superficie de juego: "Aquí la mayoría de los campos de fútbol son de césped natural. Unos más y otros menos cuidados, depende de las posibilidades del club, pero eso ya te da más ambiente. Aquí los equipos son de pueblo, no de barrio, que ya te dice otra cosa. Sin embargo, el ambiente de fútbol regional ha decaído un poco porque a nada que juega el Sporting o el Oviedo la gente elige y lo hace por el fútbol profesional. Eso sí, el ambiente en los campos sigue siendo bueno. Hace unos años, si te querías quedar en casa, tenías que pagar el PPV para ver el fútbol. Hoy te va todo incluido en los packs de las empresas de telefonía y eso está dejando de lado el fútbol regional".
Por último, y por primera vez en toda la conversación, Miguel separa ligeramente los pies del suelo tras dar rienda suelta a su imaginación, pero por poco tiempo: "A todos los árbitros se nos ha presentado el sueño de estar en el túnel de vestuarios del Camp Nou, del Bernabéu, del Metropolitano o de Mestalla. Pero eso son sueños, porque la realidad es que tienes que mirar a corto plazo para no quedarte en nada. Soñar se sueña, pero siempre mirando al presente por encima de todo".