Al Real Valladolid le basta con una buena primera mitad para tumbar al Canillas
El conjunto blanquivioleta marcó dos goles y pudo hacer varios más antes del descanso
Los madrileños pudieron meterse otra vez en el partido en el tramo final, cuando su rival jugó con diez tras la lesión de Adrián Carrión
El Real Valladolid cerró la primera vuelta como quería, con un triunfo que le acercara a la tercera posición que ostenta el Rayo Vallecano, aunque seguramente no de la mejor manera posible. Ciertamente, dejó la portería a cero por cuarta jornada consecutiva y elevó su racha a los siete partidos seguidos sin perder, pero a buen seguro habría deseado cuajar una mejor actuación frente a un CD Canillas que se pudo ir al descanso goleado y que terminó teniendo sus opciones.
Una vez más el conjunto blanquivioleta dejó un encuentro encarrilado en una buena primera mitad, en la que marcó dos goles, dio dos veces al poste y tuvo varias oportunidades más para marcar, pero pudo no ser suficiente, porque el arreón final de los visitantes le habría puesto en serios aprietos de haber conseguido el Canillas acortar distancias. Quién lo iba a imaginar... Quién podría hacerlo después de otro vendaval en los 45 minutos iniciales.
Rafa, a los tres minutos, se encontró con el palo en una internada por la izquierda, preludio del uno a cero que haría poco más tarde. Robó el balón en tres cuartos de campo Adrián Carrión, que condujo y la puso al corazón del área, tan cerca de la portería como para que el capitán solo tuviera que empujarla y tan lejos como para que Bosco no pudiera salir a despejar. Carrión, una suerte de Luka Modric en versión vallisoletana, creó otra oportunidad, esta vez para Víctor, que no atinó en el remate, como tampoco lo haría a los diez minutos un hiperactivo Álvarez.
Después de aguantar el chaparrón durante el primer cuarto de hora, el Canillas intentó encontrar sensaciones acariciando el cuero, tratando de progresar con él desde atrás, algo que hizo dos veces, una de las cuales acabó con un disparo desviado de Gologan. Aunque intentaba igualar en intensidad a su rival, el conjunto madrileño se vio desbordado por uno de los mejores planteles en lo individual. Y una de esas individualidades, Baba, asomó mediada la primera parte para telonear a Adrián Carrión.
El mediocentro ghanés disparó al palo al asomar en el área para finalizar una jugada muy larga y de muchos toques, que vino a ejemplificar el dominio y la superioridad de los blanquivioletas. Antes de que el tiempo de descanso llegara, entre los dos citados provocaron que llegara el dos a cero; se asociaron con velocidad de vértigo hasta que Baba se plantó en el área, donde puso el cuero para la llegada de un compañero. Sin embargo, el que llegó fue Carlos, que en el intento de despeje superó a su propio guardameta.
Víctor y Rafa pudieron marcar el tercero antes del descanso, pero creció la figura de Bosco para evitarlo, con una gran parada en la primera ocasión y con gran fortuna en la segunda, puesto que el remate del extremo parecía destinado a acabar en la red y, sin embargo, se le quedó entre las piernas. Con todo, la sensación al descanso era de que el Real Valladolid estaba capacitado para golear ante un Canillas desbordado, alegre en el inicio, pero cada vez menos.
Para fortalecerse atrás, Carlos Legazpi modificó su defensa con hasta tres cambios en el entretiempo, con los que trataba de frenar la sangría y evitar una goleada. Pudo sorprender de inicio que diera un paso atrás, en vistas de la desventaja, aunque quizá lo de replegar velas fuera precisamente para no sufrir más. Y el Pucela se lo compró, siguió teniendo el balón pero poco a poco redujo el ritmo en la circulación a sabiendas de que los tres puntos, así, iban a ser ya suyos. Baraja movió el banquillo pronto y las permutas no refrescaron como otras veces lo del campo. Desde su arranque, la segunda parte parecía sobrar.
Pero el fútbol es caos, y si no que se lo pregunten a los blanquivioletas, que acabaron pertrechados en su área. Con los cambios agotados, Adrián Carrión se lesionó, obligando a su equipo a jugar con diez, para más inri, ya sin Baba ni Cerro, los mediocentros titulares, sobre el tapiz. El Real Valladolid se vio obligado a desnaturalizarse, a defender bajo y, como mucho, aguardar una rápida transición con la cual remachar. Con el equipo muy hundido, lo intentaron preferentemente Rafa y Dali, mientras que la solidaridad y la solidez defensiva impedía ver muchas ocasiones del Canillas.
Pero hubo una muy clara, de Chaves, que se incorporó en los minutos finales como un delantero más, a fin de intentar cazar por arriba algún envío frontal o algún centro lateral. Su testarazo estaba llamado a ser gol de no ser porque allí estaba Maxi para, con un paradón abajo, evitar primero el gol en ese cabezazo y después que el rechazo se colara en su puerta. Fue como si cortara las alas de los madrileños, que, sin tiempo apenas para más, no aprovecharon ese último resuello y terminaron sin ver puerta.
La derrota, unida al triunfo el Almendralejo sobre el Diocesano, condena a los de Carlos Legazpi a terminar la primera vuelta como colistas, con diez puntos, a cuatro precisamente del 'Dioce'. Esa misma desventaja es la que tiene el Real Valladolid con respeto al Rayo Vallecano, tercero. Al quinto, el Leganés, le saca ya siete unidades.