El Atleti suma en Valladolid una victoria de campeonato
El líder aprovechó dos errores locales para conseguir un triunfo muy sufrido
El Pucela tuvo ocasiones para marcar el segundo con empate a uno y acabó mereciendo empatar
Cuando Javier Gutiérrez Garrote, colegiado del encuentro, decretó el final del partido, el Atlético de Madrid rompió sobre el campo en un festejo que hablaba de lo que le había costado conseguir los tres puntos que le permiten seguir con la racha actual y, como mínimo, mantener la renta que tenía con el Real Madrid. Porque el líder sufrió lo indecible en Los Anexos, donde el Real Valladolid ha perdido contra los tres primeros, aunque sin merecerlo. Tampoco lo hizo esta vez. Como tampoco lo hizo en la vida. Cosas del fútbol.
El cero de quince es un bagaje muy pobre frente a esos tres para un equipo, el de Baraja, que pudo dar la campanada. Porque el Real Valladolid, sin estar igual de cómodo que otras veces por culpa de las especificidades del entramado defensivo colchonero, volvió a ser un igual, como en el Cerro del Espino en la primera vuelta y como en casa ante el segundo y el tercero. Sucede que el líder es mucho líder y tuvo la suerte del campeón de cara incluso aunque le quede mucho que caminar para serlo.
Hasta el ecuador de la primera mitad la batalla del centro del campo fue cloroformo para el juego. Cerro y Ferreras se fajaban para dominarlo, sin conseguirlo. Más que presión, lo que había por parte de los dos equipos era una amenaza sobre el poseedor que impedía ver el fútbol con claridad; ambos bloques estaban posicionados de tal modo en labores de neutralización que la luz hubo que buscarla por fuera. Así, Dali y Adrián Carrión asomaban en los pasillos exteriores de los blanquivioletas y Cedric se clavaba junto a la cal como una chincheta que con balón salvaba y hacía sufrir a Iker, su par.
El hispano-africano fue un tormento para el reconvertido lateral de primer año, cuando menos durante el primer periodo. Así, desde su sector izquierdo envió un pase al espacio, en posición ventajosa por su velocidad, para un Sergio que se plantó solo delante de Maxi y disparó al palo. La incidencia en el marcador, sin embargo, llegaría después de que Dali asomara a la zona de salida y perdiera el cuero, que se convirtió en un uno contra uno en el que Maxi cometió un penalti que, además, le provocó un corte en el labio y cerca estuvo de hacerle perder un diente.
Cedric lo engañó y puso el cero a uno con una ejecución a la derecha del guardameta, que, unos minutos después, se tiró al mismo lado para evitar el segundo, de nuevo con los mismos protagonistas en la acción ofensiva. Cedric centró y Sergio remató a priori lejos del cancerbero, pero el paradón fue festejado como un gol en la grada. A pie de césped, incluso, David, portero juvenil del Pucela pero en las últimas semanas en la disciplina del filial, le preguntaba a Diego Barrios, ex del UD Sanse y a quien está supliendo por lesión, si eso era posible. Sí lo fue: Maxi sostuvo a su equipo al más puro estilo Iker Casillas, con un vuelo que fue despertador.
El Real Valladolid creció a partir de aquello y consiguió el empate antes del descanso en una jugada colectiva brillante. Luismi y Cerro cambiaron las tornas para que la primera línea de pase se dibujara sobre el primero, que se apoyó en el segundo. Este abrió el cuero hacia la derecha, donde se generaron sinergias antes de activar el otro lado. Óscar, con su movimiento de 'nueve' en la frontal, sin llegar a tocar la pelota, vino a ser asistente de Rafa, que confirmó la mejoría perforando la portería de Saldaña.
El inicio del segundo tiempo pudo ser decisivo a favor de los intereses blanquivioletas, puesto que el Pucela tuvo dos ocasiones claras para adelantarse. En una rápida transición, Rafa ganó en carrera a los centrales y se plantó frente a Saldaña, que titubeó en primera instancia pero se creció para evitar con la pierna el regate del capitán. Acto seguido, Manu evitó bajo palos el tanto, con el cancerbero ya batido, después de otra gran jugada colectiva de los locales, que remató Luismi llegando desde atrás.
Pero, como suele decirse, quien perdona paga, y eso sucedió con el Real Valladolid. Después de marrar esas dos oportunidades, y mientras los primeros copos de nieve se mezclaban con la lluvia que cayó durante todo el día, David Gómez se trastabilló y falló en un control en la salida de balón, con lo que dejó el balón manso para el mano a mano de Sergio frente a Maxi. El delantero definió bien y dio un golpe del que el rival ya no se pudo levantar. Porque a pesar de la hiperactividad de Adrián Carrión, que volvió a brillar liderando a su equipo en varias facetas, y aunque Baraja acumuló jugadores de ataque en el tramo final, la única ocasión clara que se vio fue para el tercero, que evitó David Gómez con el pecho cuando Salido ya casi lo celebraba.
Aunque, para algarabía, la que hubo al final. Fue tal que algún jugador blanquivioleta creyó que era una falta de respeto, cuando era todo lo contrario: la celebración sobre el mismo verde sintético por parte del Atlético de Madrid ponderaba lo difícil que había sido acometer la empresa y el sacrificio del rival, que por momentos estuvo más cerca del triunfo, o por lo menos del empate, que de caer. Y así, tras poner su pica en Los Anexos, los colchoneros siguen firmes en su intento de reeditar el título, con la manida suerte del campeón. Una que se trabaja, porque cuanto más se esfuerza uno más fortuna le acompaña en la vida, y que como mínimo permitirá al Atleti mantener la ventaja de tres puntos con el Madrid una semana más.