Jª 13.- Real Valladolid 3-0 CD Leganés

El Real Valladolid mantiene el pulso y supera al Leganés

Una primera mitad excelsa permite a los blanquivioletas ampliar la racha

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Los pupilos de Javi Baraja son el conjunto más en forma del grupo con cinco victorias seguidas y siete en las últimas ocho jornadas

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Hay días de quiero y hay días de no puedo, y este domingo se juntó uno de cada en Los Anexos. Aunque el segundo fue consecuencia del primero. Al CD Leganés no le salió nada, pero es que a su rival, el Real Valladolid, por lo menos durante la primera parte, le salió todo o casi todo. Conocido su potencial, temido o cuando menos profundamente respetado por los otros quince equipos del grupo, es imparable si sus mejores jugadores están bien. Y ante los pepineros lo estuvieron.

Dominador como acostumbra a ser en casa desde los primeros instantes, manejó el balón a su antojo comandado por un estelar Baba que él solito pudo con el centro del campo dispuesto por Roberto Rodríguez. A partir del ghanés todo fluyó, porque a su alrededor todo se movía como un tiovivo. Solo faltó la música. ¿Celestial? No: rock and roll. Porque los atacantes blanquivioletas son de todo menos unos ángeles. Así, aunque después del partido desde su vestuario sonaba ritmo de bachata, parecían ser los acordes de 'Highway to hell' los que ilustraban su fútbol. Al infierno, futbolísticamente hablando, acabarían enviando al 'Lega'.

Álex Pérez, muy activo durante todo el encuentro, cayó a los seis minutos dentro del área en lo que pudo ser penalti. Diez más tarde, Víctor finalizó una buena acción combinativa sin suerte. Apenas unos minutos después, un disparo suyo se encontraría con su compañero Óscar cuando parecía abocado a desencadenar el primer grito de gol del partido. El Real Valladolid fue cogiendo ritmo y se encaminó al tramo final del primer tiempo más desencadenado que Django en una competición de tiro al blanco. Baba disparó al palo tras recibir un centro con la zurda del diestro Iker y Dali puso a prueba los reflejos de Antón en hasta tres ocasiones con el mismo resultado: Antón dijo no.

Pero su negativa al tanto local no sirvió de nada cuando Álex Pérez envió el cuero en largo para la aparición del omnipresente Baba en el sector izquierdo del ataque. Desde allí puso un buen centro que en el corazón del área aprovechó Óscar, hasta entonces participativo y voluntarioso pero no tan peligroso, para hacer el uno a cero, que premiaba la ya para entonces meritoria primera mitad de los locales. Superados, los visitantes presionaron mucho, mostraron todas las ganas del mundo, pero llegaban a menudo tarde, porque el balón corre más que las piernas, y dejaron demasiados espacios para que esa fluidez se diera.

Para más inri, antes del descanso encajarían el segundo en una acción a balón parado. Un córner en el sector derecho del ataque pucelano terminó con un envío al área, donde las torres de ambos equipos versionaban 'Lucha de gigantes' mejor que Amaia y Aitana. El servicio le llegó a Baba, que la clavó en la escuadra. Alteró el ánimo del Leganés, que se fue a vestuarios pensando en el tópico del gol psicológico. Si levantarse de uno era difícil, de dos... Y qué dos. Y qué Valladolid. Había que seguir intentándolo, pero pintaban bastos.

Por si no fuera suficiente, al poco de la reanudación Víctor sentenció al rematar dentro del área un centro desde la izquierda con el que prácticamente dio carpetazo al partido. Rafa se quiso sumar a la fiesta en una salida en falso de Antón, pero en el último instante Alberto apareció para evitar que el calor acariciara las mallas y Firdaus, que acababa de entrar, se lesionó cuando el sol se iba y aparecía el frío. El carrusel de cambios hizo que llegara antes y trajo unos minutos de relajación de los blanquivioletas, que casi conceden un gol por ello, puesto que el pepinero Iker disparó al larguero en la única acción peligrosa de los suyos.

Los veinte minutos finales vinieron a ser como esos segundos de la última posesión del basket, de calma, como si sobraran. Hubo que jugarlos, qué remedio, aunque los atacantes ya no volvieron a brillar, como si fueran un reloj solar sin luz, se detuvieron, todos menos Dali, que continuó buscando perforar la portería de Antón incluso cuando se tuvo que venir prácticamente al centro del campo para arrancar jugada al ver tan lejano a Baba, que actuó de central los últimos minutos por la lesión de Saeed, producida ya sin cambios disponibles en las filas locales.

La derrota de los madrileños les generará la desazón típica de esos días, aunque ante un rival de tanta calidad tan entonado poco se puede hacer. Y si no, que se lo pregunten a los seis equipos a los que el Real Valladolid ya doblegó en las siete últimas jornadas, una racha que ha lanzado a los de Javi Baraja hacia la cuarta posición, en la que se consolidan gracias al empate del Extremadura ante el Atlético de Madrid. El Leganés, por su parte, es sexto, aunque no debe descuidarse: tiene la zona caliente a cuatro puntos.