Jª 11.- Real Valladolid 3-1 Real Madrid

El Real Valladolid tumba al Real Madrid con una lección de orden y atrevimiento

Yago Rodríguez, con un obús desde el medio del campo, Víctor, con un remate en el área, y Pascu, desde el punto de penalti, aplacan a un conjunto merengue que se quedó en inferioridad numérica en la segunda parte por la expulsión de Iker Bravo

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Toda una exhibición de carácter y atrevimiento, eso es lo que fue el Real Valladolid ante el siempre coloso Real Madrid. Los merengues, que venían de empatar ante el Sporting de Braga, en la Youth League no consiguen enderezar el rumbo y mostrar esa versión práctica y efectiva que le llenó de triunfos la pasada campaña. Esta temporada, su camino está siendo áspero, con continuos tropiezos.

Barroso neutralizó el obús de Yago Rodríguez desde el medio del campo, pero Víctor, tras un robo en el área, y Pascu desde el punto de penalti, en la segunda parte hiceron que el Real Valladolid supere a los merengues en la clasificación y continué con su particular escalada en División de Honor.

La puesta en escena fue vibrante, los blancos se hicieron con el balón para tejer rápidas jugadas y enredar a su rival, mientras el Real Valladolid esperaba con firmeza y orden. Manu Olivas, filosófico del fútbol, acertó en su fórmula para frenar el avance de los pupilos de Álvaro Arbeloa. Colocó un doble pivote, con Tomy y Cristian para contener y secar el ímpetu visitante. Fue sorprendente no ver a Pascu en la medular, quien esta vez se colocó en la banda derecha para formar una línea de cinco en fase defensiva, con el fin de comprimir los espacios.

Arnu se lanzó como perro de presa en cada salida de balón de los blancos. El Real Valladolid esperó en bloque medio con la consigna de que el Real Madrid no desplegara su juego y no lograra conectar con sus jugadores más creativos. Fortea volcó los primeros ataques por la banda derecha, esa en la que esperaba Hugo San para sacar músculo en cada desafío, aunque alguna que otra vez pasó apuros. Barroso recogió el pase filtrado de Iker Bravo, pero cuando se quedaba frente a Gonzalo no acertó a definir. Respondió de inmediato Peña con un latigazo lejano y Yago Rodríguez, cuyo centro raso no encontró rematador.

El Real Valladolid se mostraba serio y fuerte, con las ideas claras. Ajustaba bien para no permitir resquicios e imprimió velocidad cuando tenía que salir al ataque. En una de esas Yago Rodríguez robó la pelota a Iker Bravo, se la cedió a Pascu, éste se la devolvió para soltar un obús desde el centro del campo para descorchar el marcador. Delicatessen al servició del ex del Coruxo.

Siguieron los blanquivioletas con su atrevimiento y descaro cuando tenían la pelota en sus pies. Dañaban en cada una de sus transiciones bien acompasadas con su velocidad y dinamismo, pero el Real Madrid no se arrugó. Pese a verse por debajo se plantaban en campo contrario. El testarazo de Hugo de Llanos no vio portería y luego fue Barroso quien se topó con la madera. Los merengues tienen bien aleccionada la filosofía de su club. Tomy y Cristian se desfondaban en las ayudas para cortar los pases, pero las asociaciones foráneas eran veloces.  Pasada la hora de juego, Yusi avanzó por el costado izquierdo, depositó el cuero en el área y Barroso, con quien mantenía un intenso duelo con Aranda, cabeceó para poner las tablas en el marcador. Enrique Peña sacó toda su magia a relucir con bicicletas y recortes constantes, pero cuando tuvo que definir se le hizo de noche.    

Subieron las revoluciones tras el paso por las casetas. Nada más regresar al tapete, Iker Bravo mandó fuera un potente latigazo, pero poco después el ex del Bayern Leverkusen vio la doble amarilla, la primera por una falta y la segunda por sus protestas que no sentaron nada bien a Cañibano Arias.

El Real Valladolid quiso aprovechar esa superioridad numérica. Ensanchó el campo, con sus extremos abiertos, aunque hizo más daño con su voracidad en las transiciones. Los blanquivioletas no dudaban en coger la pelota y lanzarse al ataque con un Enrique Peña que se relamía cada vez que tenía el cuero en sus pies. El extremo no le tiembla en pulso cuando tiene que encarar, pero cuando tienes a tres rivales encima, la cosa se complica. Gonzalo se erigió para negarle el gol a Yusi y en la siguiente acción, el escurridizo Enrique Peña mandó la pelota al área, Joan se enredó con ella y Víctor, astuto, luchó por hacerse con ella y alojarla al fondo de las mallas. Era el 2-1 y la euforia se desató en Los Anexos.

Manu Olivas, tan acertado en su planteamiento, dio entrada a Neira y César Porras, velocistas por naturaleza, para seguir castigando a un Real Madrid algo noqueado, aunque no vencido. Los cambios fueron una declaración de intenciones para asestar una tercera estaca. Pascu se hizo con el balón en el área y cuando hizo un recorte, Chema le derribó. Tocaba acudir a los 11 metros. Desde ahí no falló Pascu para poner el 3-1. Premio a la insistencia y valentía.

Fue entonces cuando el partido se convirtió en un correcalles, con un Real Madrid que buscaba reducir diferencias. Lo intentaron Mesonero y Yusi, pero algunas veces por la falta de efectividad y otras por el buen hacer colectivo de los locales, ese segundo gol merengue nunca acabaría llegando. Lejos de ceder metros, el Real Valladolid buscó hacer más sangre, pero Neira se topó con el travesaño después de una cabalgada de César Porras.Con el pitido final, se desató la euforia. Golpe encima de la mesa del Real Valladolid que supera a los de Arbeloa en la clasificación y miran hacía arriba.