Iván Lastras: "En el fútbol hay que ser humilde"
Con una trayectoria impecable que va desde la categoría femenina del Real Ávila hasta su andadura por el Club del Colegios Diocesanos: ganó la Liga Cadete con el Infantil Regional y obtuvo el ascenso a la Liga Nacional con el Juvenil B. Ahora, al frente del Juvenil en la categoría del División de Honor, a poco sabe la palabra "admiración".
Iván Lastras, entrenador del Juvenil del CD Colegios Diocesanos, nos recibe en los campos del Sancti Spíritu rodeado de su plantilla. Su amplia sonrisa y ese brillo en sus ojos, indica que esto no es un hobbie, ni mucho menos ocio. Tras un saludo y bajo la mirada de los colegiales, nos dirigimos, como ellos cuando el partido, al banquillo.
Iván, ¿cómo afrontaste el reto del paso del Regional Juvenil a División de Honor?
El cambio fue muy grande en todos los sentidos: primero porque la categoría no tiene nada que ver, cambia en todo, y el nivel de los futbolistas por supuesto varía muchísimo -estamos ante los mejores juveniles de España-. A nivel personal, el salto también es bastante grande, y a nivel de partidos y de entrenamientos, tienes que prepararlo todo muchísimo más. Hay que dedicarle más tiempo y por supuesto, esto no nos da para vivir de ello porque todos tenemos nuestro trabajo, entonces puede resultar complicado porque tienes que sacar tiempo libre para aplicárselo a esto.
¿Qué significa para ti entrenar en esta categoría?
Bueno, el año pasado estuve en el División de Honor -en compañía de Chuchi y de Somoza, que son buenos amigos-, así que viví de cerca la categoría, pero claro, al final la vives un paso al lado. Es verdad que sí, que estás con ellos, pero no tiene nada que ver. Para mí es una oportunidad muy bonita, en cuanto a ilusión; y en cuanto a ganas por supuesto creo que no me va a ganar nadie, o al menos voy a intentar que no, pero es cierto que es una oportunidad muy bonita y que vamos a aporvecharla.
Apenas llevamos un mes de temporada a cuestas, ¿cuál es el mayor reto al que, como entrenador, te enfrentas?
El mayor reto yo creo que va a ser el de poder manejar bien el grupo. Este año la plantilla que hemos hecho es completamente nueva, vienen chicos de fuera aunque mantenemos a tres del año anterior. El "problema" es que cada chico viene de ser muy importante en su equipo. Este año, por desgracia o por lo que sea para un entrenador, sólo pueden entrenar 16 en convocatoria, entonces todas las semanas son cinco los que se tienen que quedar fuera; son 21 en plantilla y están acostumbrados a haber sido titulares indiscutibles, a tener un papel o un rol muy importante en sus anteriores equipos. Están viniendo a una plantilla en la que hay mucha competencia y les cuesta un poco adaptarse a ese papel "secundario", a adoptar un papel fuera de la convocatoria. Creo que el mayor reto es ese, manejar el vestuario; hacer que entre todos, que son nuevos, creen el grupo, que es lo más importante, a raíz de ahí las cosas van a ir llegando.
¿Te atreverías a hacer un balance en cuanto al equipo?
Pues el balance que hago del equipo, y es lo más positivo que tengo hasta ahora, es que aún tenemos margen de mejora.
¿Qué es lo que esperas de todo el equipo en esta categoría? ¿Se puede dar algún consejo?
Espero sobre todo que, de momento, demos un paso adelante en cuanto a nivel de competitividad. Hemos competido todos los partidos, pero creo que el equipo todavía puede dar mucho más. En el momento en que se suelten; nos falta también ponernos un día por delante en el marcardor, hasta ahora en todos los partidos hemos ido apretados. He sido futbolista y he vivido desde su lado, así que sí, les doy muchos consejos: han de tartar sobre todo de venir cada día con muchas ganas y mucha ilusión de aprender. La edad de juveniles es única. Les digo que han de aprovechar lo que tienen, yo por ejemplo no tuve la oportunidad de jugar en División de Honor; les hago ver que tienen que disfrutar cada día, que lo aprovechen, que aprovechen la categoría porque es única.
¿Cómo puede mantener un entrenador a un jugador que apunta maneras de 'crack'?
Hay que hacerles mantener los pies en el suelo. Se lo digo todos los días, en el fútbol hay que ser humilde. Nosotros precisamente tenemos que ser el equipo más humilde de la categoría. Tenemos que salir todos los días respetando al rival, sin tener un exceso de respeto, no estar por debajo de nadie, no tener ningún complejo de nadie. Hay que hacerles ver que hay que ser humildes, que hay que ser trabajadores, y que hay que tener los pies en el suelo porque en el fútbol, en el momento en que te creas algo más de lo que eres te pegas un golpe bastante serio.
¿Cuáles son las cualidades que creas que diferencian a ese jugador de los demás?
Al final, el jugador que destaca por encima del resto es porque también trabaja más que el resto. Son futbolistas que tienen ganas de aprender, futbolistas que te escuchan, que los consejos que les damos se los toman al pie de la letra y que los intentan seguir. Aquello que tú les pides lo intentan seguir cada día y sobre todo, es por su trabajo por lo que más destacan, y aquel que destaca por encima de los demás, no es casualidad: tiene ganas de aprender y en cada entrenamiento, trata de superarse; eso es algo que para un entrenador es muy importante.
En tu trayectoria como profesional, no sólo al frente de un equipo como lo es el Diocesanos, ¿cuál ha sido tu mayor momento de satisfacción?
Sin duda el año pasado cuando el ascenso con el Juvenil B a Liga Nacional. Este es un grupo con el que he vivido mucho dentro y fuera del fútbol, y con ellos he hecho una amistad. Lo más importante que conseguimos el año pasado es que fuimos una auténtica familia; el hecho de haber ido todos a una desde el principio, fue lo que hizo que al final consiguiéramos el ascenso.
Iván, ¿tú crees que el entrenador nace, o se hace?
Cuando jugaba al fútbol, solía ser el capitán del equipo; mis amigos decían que era muy pesado (risas), en el sentido de que era más entrenador que jugador. Era muy pesado como compañero, exigía muchísimo al resto; es verdad que mi principal, no sé si cualidad o defecto, es que soy muy autoexigente. Al primero al que exijo siempre, es a mí. Y te diré que sí que es verdad que ya desde que era jugador, me picaba el gusanillo de ser entrenador.
Finalicemos con algo más personal:
Un equipo: El Atlético de Madrid.
Un estadio: El Wanda Metropolitano.
Un jugador: Zinedine Zidane.
Una manía: ¡Muchas! Soy muy maniático; lo era como futbolista y lo soy como entrenador.
Una debilidad: Tal vez necesite saber más de la confianza de aquellos que me rodean.
Un sueño: Poder seguir disfrutando de esto muchos años más. No sé si a nivel profesional o no, porque no es algo que me marque como meta, yo al fin y al cabo, trato de disfrutar.
Y si no fueras entrenador: No sé lo que sería, pero seguro que algo ligado al deporte.