La Oliva, siempre serás casa
Dice la Real Academia de la Lengua Española que casa es "toda aquella institución que agrupa a personas con intereses comunes".
¿Sabéis eso de que cuando llegas por primera vez a un sitio sientes que es ahí donde tienes que star? Pues eso fue exactamente lo que me pasó allá por febrero de 2020 cuando aterricé oficialmente en La Oliva. Fue una llegada un tanto extraña entre parones por vacaciones y un final obligado de temporada por una pandemia mundial.
Llegué a la ciudad deportiva del CF Rayo Majadahonda procedente de un sitio en el que no me sentí valorada. Eso sí, no fue así con todo el mundo. Entonces comprenderéis cuando os digo que llegar a La Oliva fue magia. Fue como ese soplo de aire fresco que llega cuando más lo necesitas para decirte "sí, es ahora, es aquí. Y has hecho bien".
Al terminar la temporada 2020/2021, desde el club que consideraré siempre mi casa, me ofrecieron formar parte oficial del departamento de comunicación. Y desde ese momento pasé a encargarme tanto del filial, el CD Paracuellos A. Majadahonda, como del Juvenil División de Honor.
Ha sido una temporada mágica. Con sus más y sus menos. Pero, sin duda, puedo decir que ha sido un curso inolvidable. Un Juvenil A que ha hecho que me enamore todavía más de esta categoría. ¿Y el filial? Pues el equipo de Manu Alcázar ha firmado una temporada para la Historia. Empezando con algún que otro traspiés. Pero sabiendo cambiar el chip a tiempo y terminando por clasificarse para los Play Off de ascenso a 2ªRFEF. Estuvieron a punto de hacerlo. Les faltó un suspiro. Pero el hecho de haber callado más de una boca hizo que se convirtieran en uno de los equipos revelación del año.
Terminó el curso y nos fuimos de vacaciones futbolísticas con vistas a vernos de nuevo las caras en septiembre. Pero una llamada de teléfono hizo que todo diese un giro de 180º en apenas un par de días. Aunque tardé mucho menos en tomar una decisión. Él, el que hizo que me sintiese una más en el Juvenil A del CF Rayo Majadahonda desde el minuto 0. Cambiaba de equipo, que no de categoría, y me quería con él. Tardé exactamente un segundo y medio en decirle que sí y unirme a su cuerpo técnico.
Y esa es mi noticia para dar el pistoletazo de salida a la temporada que hemos inaugurado este fin de semana. Dejo La Oliva, a la que consideraré siempre mi casa, para mudarme al Anexo de Santo Domingo. Este año mis pollitos van vestidos de amarillo.
Y como no se escribir sin hacer de las mías, antes de hacer oficial el cambio, me gustaría dar las gracias a unas cuantas personas que han hecho de mi estancia en La Oliva algo inolvidable.
Al comandante del barco, al capitán de la nave, al entrenador del equipo, José Luis Poblador, por dejarme descubrir lo bonito y maravilloso que pude llegar a ser el fútbol base y abrirme las puertas de este mundo.
Al mejor segundo de a bordo que hubiéramos podido imaginar, Iván Álvarez, por soportar todas y cada una de mis comeduras de cabeza. Sí, creo que esta temporada tengo fiebre.
A Alberto Álvarez, por darme la mejor de las bienvenidas a La Oliva aquel febrero de 2020 y valorar mi trabajo desde el primer momento.
A Cris, por dejarse liar y seguir año tras año en Majadahonda. No sé qué sería de nuestros chicos sin la flecha negra ni el hilo azul.
A Alberto Heranz, por confiar en mi para la bendita locura de llevar dos equipos a la vez.
A Álvaro Del Val, Ruizma y Nacho, por ser los mejores capitanes que el grupo V de División de Honor Juvenil haya visto jamás.
A Marco Abreu y su familia, porque una palabra amiga al final de cada partido de fútbol valorando tu trabajo siempre se agradece. Y porque, gracias a Betsy, he descubierto el mejor jabón con olor a rosas del mundo.
A Carlos Faya, por tener el valor de cruzar el charco para cumplir tu sueño. Y, sin duda alguna, por haber tenido la fuerza y la entereza de salir a un juego cuando las circunstancias no acompañaban. Mamilia está orgullosa de ti, lo sé.
A Acho e Higuera, por liderar un filial que ha hecho Historia, y por dejarme formar parte de ella. Seguid cantándola allá donde vayáis.
A Javi Columbrans, por dar las mejores charlas motivacionales pre Play Off que nunca he escuchado. Todavía tengo los pelos de punta con la charla del último partido.
A Ahmed, por ser el mejor guarda que La Oliva ha visto nunca. Porque el trabajo que no se ve también tiene que ser reconocido.
Y sí. También a él. Y a todo su cuerpo técnico, del que ahora formo parte. Por dejarme ser y estar desde el principio. Por tenerme en cuenta para absolutamente todo. Por acordarte de mi para esta nueva aventura. Gonzalo Cuenca, simplemente gracias. Nos vamos a comer Santo Domingo con patatas.
Pero no iba a dejar la que ha sido mi casa durante estos tres años a la intemperie. La Oliva, te dejo en las mejores manos. Alba Calzado, vas a poder con ello. Vales para esto. Siéntete en casa. Lo estás.
Gracias por tanto, La Oliva. Por todo lo que tenemos por delante, Santo Domingo.
Que empiece la más bonita de las aventuras.