Kamchatka On Tour: Vagones, trenes y la Costa Cámbrica
Los trenes galeses y sus revisores tienen más que merecido un lugar en Kamchatka.Su amabilidad, comprensión y entrega para con nosotros no tuvo límites.
Desde Aberystwyth e improvisando decidimos apostar por una de las rutas que nos proponía The Cambirian Raylways. Recorrer 18 millas con destino a Machynlleth, la "ciudad verde" del país por haber implantado allí el centro de investigación de energías limpias.
Nuestra decisión, error o acierto, se convirtió en una experiencia no buscada y para mí eso en un viaje siempre es algo positivo.
Hasta las cinco menos veinte, todo perfecto, todo como esperábamos, en Machynlleth, comida en Skinner Arms, pub de cabecera, paseo por las tranquilas calles de la ciudad alrededor de su Torre del Reloj con vistas al Dyfi Valley, del que es puerta. Por supuesto, fotos al cementerio e iglesia fortificada y como colofón compra de cd de los Fratellis en tienda de segunda mano. Día soleado, todo ideal.
En la estación con su punto victoriano y con vistas a la montaña, con todas las preguntas hechas para confirmar la vuelta subimos felices al tren. Podriamos pasar la tarde recorriendo Aberystwyth, famosa ciudad galesa por su reconocida universidad y por su ambiente de gente joven, curiosamente poco por tener uno de los paseos frente al mar más hermosos que yo he visto en mi vida. Por favor observen estas fotografías y si alguna vez pueden... Pasen por aquí.
Una amable revisora, que podría haber sido mi amiga galesa Helen Jones, recordada durante todo el viaje, pide amablemente nuestros billetes. Su amable rostro se transforma con un rictus de preocupación, del estilo "madre mía estos españoles se van a tomar por c... Y no se han enterado". Mientras ocurre la escena yo disparo y disparo mi cámara porque lo que veo desde la ventanilla es asombroso. El tren transcurre por una vía que se eleva sólo unos metros por encima de un estuario de la Bahía de Cardigan, agua plateada, veleros y arenales... Sublime.
Todo el vagón se moviliza, sonrisas, miradas cómplices, muy buena gente la galesa. Yo me hubiera descojonado directamente. Vamos en dirección contraria, debemos apearnos y esperar un tren que nos deposite de nuevo en Machynlleth. Se nos complica la visita a Devil Bridge y nuestro paseo por Aberystwyth, la compra y las millas de vuelta hasta nuestra aldea de Llanboidy. Nuestro frenazo y marcha atrás se produce en Aberdovey, o la primera estación de tren que hemos visto enclavada en la mismísima playa, de arena amarilla, sin gente, desierta, única para la vista y no para el baño.
La revisora se ha volcado con nosotros, ella y todos los empleados de la red ferroviaria de Gales. Nos han regalado guiños, risas y palabras de ánimo. El más atento, un barbudo pelirrojo con gorra británica y reloj de bolsillo se molestó en ponernos al teléfono a un amigo español para explicarnos todo lo que teníamos que hacer para llegar a nuestro destino y no a Birmingham.
Dieciocho millas dan para mucho, incluso para perderse, aunque si alguna vez me vuelvo a perder, que sea en un sitio como éste. Y sí pudimos disfrutar de la maravillosa Aberystwyth.
Desde Gales, feliz vida para todos
Moraleja: en Gales aunque te montes en el tren debido confirma que tu vagón va a tu mismo destino.