Real Oviedo 0-1 Alcorcón

Álvaro Giménez señala el camino

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El Alcorcón consigue una importantísima victoria por la mínima ante el Real Oviedo gracias al tanto de Álvaro Giménez, 0-1

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Si para presumir hay que sufrir, para ganar también. La Agrupación Deportiva Alcorcón trae a Santo Domingo tres puntos que valen su peso en oro para seguir manteniendo la vida en la lucha por la permanencia. Nadie se rinde, todos luchan, todos reman, todos han demostrado que quieren quedarse una temporada más en Segunda División. Julio Velázquez se la jugó dejando en Madrid a David Rodríguez y a Iván Alejo, pero la jugada le ha salido redonda. Sobre el césped del Carlos Tartiere se han visto a once jugadores dejándose todo en defensa de los colores alfareros. Ellos eligieron ganar de nuevo a un Oviedo que también se está jugando la vida para entrar en los playoffs. Los hombres de Julio han ganado su particular Champions, pero ahora quedan otras cinco finales con quince puntos en juego.

La idea era no encajar, y así salió de inicio el once de filas alcorconero con una línea de cinco atrás formada por Bellvís, Elgezabal, Owona, Nelson y David Navarro. Nadie quería de nuevo llamar a la épica. Ninguno se llevó a Oviedo la palabra remontada dentro del bolsillo. Había que ganar desde la necesidad. El Alcorcón de inicio salió enchufado en el partido, muy concentrado, con la posesión del esférico y jugando cómodamente en tierras asturianas. No se había cumplido el minuto tres de partido cuando Bellvís empezó avisando, el Alcorcón no se lo iba a poner fácil. Ya dijo Julio Velázquez que había que sudar sangre. Hoy la han sudado. Hoy han demostrado que hasta el último minuto del último partido hay que llegar con vida para festejar el objetivo. El Oviedo quería desplegar su juego por medio de Lucas Torró, que empezó a poner a prueba a Dmitrovic, el que pocas veces falla a su cita. Los alfareros no querían que los carbayones se crecieran y Álvaro Giménez, que posteriormente inyectó la moral a equipo y afición, empezó avisando. El encuentro iba cogiendo ritmo por medio de un Toché que se empeñaba en darle trabajo al guardameta alcorconero. Los contratiempos tampoco faltaron y no se lo quería poner fácil a Julio Velázquez. No había pasado el minuto 50 de partido y Elgezabal y Kadir se tuvieron que retirar lesionados. El Alcorcón también ganó la partida a la mala ronda de lesiones, con la entrada de Cuenca y un Pablo Pérez luchador.

Según pasaban los minutos los locales se querían crecer y meter en el partido. Rocha lo seguía intentando en un disparo con la pierna derecha que se marchó por muy poco por el lateral de la portería alfarera. El Alcorcón creía. El Alcorcón luchó. El Alcorcón peleó. Corría el minuto 69 en el marcador cuando el Oviedo erró en su propia área. El fallo no le iba a salir gratis. Pablo Pérez se encargó de dejarle en bandeja un balón muerto en el área a un Álvaro Giménez completamente solo para poner el primero en el marcador. La locura se desató. El banquillo saltó como si de un título se tratara. El Alcorcón no había ganado nada aún, pero era un tanto que había que conservar. No se podía escapar. Hasta el minuto 95 había que luchar, había que pelar, había que sufrir...Los carbayones echaban el resto. Eran ellos los que se veían en inferioridad en el marcador. Eran ellos los que tenían que darle la vuelta al luminoso. Los hombres de Fernando Hierro apretaban. Los alfareros estaban acariciando la victoria. Los nervios crecían y llegaron hasta el banquillo. Julio Velázquez no acabó el partido en el el área técnica tras ver su expulsión.

Hoy, a pocos kilómetros de la capital de España, un municipio llamado Alcorcón vuelve a ilusionarse, vuelve a creer en que es posible. Julio Velázquez no quiere perder los brazos. Los jugadores han demostrado hoy compromiso. La próxima semana Santo Domingo volverá a abrir sus puertas donde una afición entregada volverá a ser el motor que señalará de nuevo el camino hacia la victoria. Hay motivos para creer.