El Getafe asusta al Levante
Hay empates y empates. Los hay como los que el Getafe obtuvo en las primeras jornadas, insustanciales, anodinos; y los hay como este último en el Ciutat de Valencia, donde los de Bordalás han obligado a firmar tablas al líder indiscutible e inexpugnable de la categoría. El Levante era ese equipo convertido en máquina de matar con seis puntos de ventaja –con un partido menos– sobre el segundo clasificado, el mismo que en casa acumulaba cinco victorias en otros tantos partidos, el cuadro más goleador de la categoría y el tercero que menos encajaba. Era todo eso hasta que abrió los portones de su feudo al Getafe, primer rival que le roba puntos en su estadio.
Era partido grande, eran quizá los dos equipos más poderosos frente a frente, era el invicto Levante frente al invicto Bordalás: el líder frente a un líder. El partido no decepcionó al cartel, con un Levante sorprendido por la fortaleza de un Getafe que, a falta de un puñado de puntos que lo corroboren, parece que por fin ha llegado para quedarse. El resultado final mantiene a ambos en sus sendas y confirma lo sospechado: a ver quién es el temerario que se atreve a ganarles. Difícil averiguar cuál de los dos líderes, hoy empatados, es más duro.
El azulón, ese al que han cambiado el nombre de pila de Pepe a ‘Efecto’, continúa convirtiendo el buen catálogo de jugadores que se encontró en un equipo que se va haciendo grande con el objetivo de hacerse maduro. Hoy salió al peor escenario posible de la mejor de las maneras, con una magnífica puesta en escena que rubricó Lacen al aprovechar un mal despeje de Raúl para adelantarse en el marcador a los pocos minutos de empezar. Si no fuera porque Alberto, en esa solidaridad tan marcada en los porteros, hiciera lo propio un cuarto de hora después para regalar el gol a Insa, el Getafe se habría ido al descanso por encima en el marcador. Y no hubiera sido injusto, porque fue mejor.
También lo fue tras el intermedio, en una segunda parte brillante en la que anuló al Levante hasta el punto de que no tuvo un solo acercamiento peligroso al área de Alberto. Si el Geta no tomó el Ciutat de Valencia fue por la falta de acierto de cara a gol, uno de los pocos talones de Aquiles de los de Bordalás. La tuvo Cala en un cabezazo franco casi en el área pequeña antes de que Jorge Molina estuviera a punto de acertar en otro remate cercano tras una fantástica combinación entre Pacheco y Portillo. Consecuencia de ello, un Levante sin aire consiguió salvar un punto tras darse cuenta de que hay nuevos compañeros de viaje. Y se va contento por no ganar donde sólo había ganado.
Sin gol no hay paraíso, pero el Getafe está en camino. La causa del ‘efecto Bordalás’ está formada por tres vértices: disciplina, orden y trabajo. Es el triángulo de las Bermudas en el que, semana tras semana, se pierde el rival. En esta ocasión asfixió al líder con una presión absorbente, le dominó con el balón y le sometió con un hambre voraz por llegar al área rival. Y lo más importante, más allá de resultados, es la costumbre que está cogiendo el equipo de ofrecer al menos una buena noticia cada semana desde hace cinco. Cuánto ha cambiado todo desde entonces; donde antes había miedo propio ahora se asusta el contrario.
Es Halloween el mejor momento para anunciar que en Getafe está creciendo un monstruo. Sepa el rival lo que le espera: susto o muerte.