El Getafe gana por aburrimiento
En las zonas hostiles, como los puestos de descenso a Segunda B, no hay sitio para romanticismos; importa el qué, no el cómo. Ahí ha estado viviendo el Getafe hasta que se ha dado cuenta de lo verdaderamente importante en su nuevo hogar, que no es otra cosa que sobrevivir cada semana. El qué azulón ha sido la segunda victoria de la temporada de un Geta que empieza a tener un sistema en el que reside su cómo: más efectivo que divertido. Suficiente.
Con ese sistema, la era Bordalás ha arrancado con 135 minutos tediosos hasta el punto de no dar ni para una siesta. El partido de Tenerife sirvió para observar que el cambio más importante ha sido el de empezar a crecer desde la defensa. Y así continuó ante el UCAM Murcia en una primera parte realmente difícil de ver. Poco que reseñar más allá de que, alegremente, llegó a su fin sin víctimas. Asistido por la angustia de su situación, el Getafe se atascó y los murcianos ni siquiera probaron a un Alberto que tuvo el partido más plácido de lo que va de temporada.
Tras el merecido descanso para los aficionados, la segunda mitad arrancó irreconocible. Apenas cinco minutos necesitó el Geta para mostrar su estilo más infalible: un tiro a puerta, dos goles. Tras intentarlo de todas las maneras y convencerse de que son un equipo sin gol, los azulones han descubierto el camino en un libro de filosofía barata: cuanto menos buscas algo, más fácil lo consigues. Después de enhebrar con los ojos cerrados gracias a un tanto en propia puerta y a un cabezazo en solitario de Faurlín, a guardar la ropa por si acaso se pone a llover. Es el método de Bordalás, que ya empieza a dar sus frutos: dos partidos, dos goles a favor por ninguno en contra y cuatro puntos de seis. Y lo que es más importante: sin ninguna ocasión clara del rival. Sin sufrir atrás, creciendo desde la tranquilidad. Qué fácil parece.
Fuera del descenso se ve el panorama de distinto color, aunque el cuadro sigue siendo el mismo. Cambian, eso sí, los matices. Tiene ahora el Getafe un plan mucho más sutil: matar por aburrimiento, que implica casi la misma paciencia que hacerlo a pellizcos. Se ha vuelto preciso en su forma, algo más que importante; si sigue así se va a convertir en un equipo serio, que es uno de los mayores halagos que puede tener uno en Segunda. Sólo falta asentarse. Y un café bien cargado.
Ganando, todo parece bonito y hasta el aburrimiento se lleva mejor. Si cierras bien los ojos, incluso te puedes llegar a divertir. Es cuestión de echarle imaginación, no me digan que no.