Toda una lección
El Real Madrid da toda una lección de baloncesto con un tercer cuarto espectacular, donde hace saltar por los aires las aspiraciones de Baskonia y derriba el muro gris que se encontró el primer día. Gustavo Ayón fue el mejor de los blancos, con 14 puntos y 10 rebotes, donde el juego interior fue fundamental. Mañana la serie viaja a Vitoria con el 1-1 en el marcador, donde será decisivo para conocer al nuevo campeón de la Liga Endesa.
Tras 48 horas de tensa calma, se presentaba nuevamente, el segundo duelo de la gran final de la Liga Endesa. Las cartas ya estaban echadas encima de la mesa, demostrando lo que ya sabíamos, que ambos equipos figuran en la élite del baloncesto europeo. Grandes plantillas, con grandes jugadores, donde hoy pueden aparecer los que ayer estuvieron desaparecidos o viceversa y donde es imposible determinar, quien sería el jugador más valioso de cada equipo. El Baskonia apelaba a mantener su buena racha en los lanzamientos a canasta y a conseguir, nuevamente, frenar la ofensiva madridista. Porque parecía claro, que el Real Madrid iba a ser mucho más intenso y duro en ataque, dado que la victoria se antojaba obligatoria tras haber cedido el primer partido en su propia casa. Pero había otro dato menos recurrente que hacía que el equipo de Pablo Laso, tuviese en mente para conseguir llevarse el partido, y era entrar en el tramo final del mismo, con una diferencia en el marcador solvente, no vaya a ser que aquellas nubes grises que aparecieron el miércoles, retornaran a última hora de la noche de ayer, al WiZink Center.
A pesar de que era el primer día del año que se superaban los 30 grados en la capital de España, las nubes grises volvían a amenazar un bonito espectáculo que se presagiaba en el parquet del Palacio de los Deportes. Eso y remontarle a un grandísimo equipo como era Baskonia, era el nuevo reto del campeón de Europa que volvió a modificar el quinteto inicial dando entrada de inicio a Carroll y Taylor junto a Facundo Campazzo. También Felipe entraba en sustitución de Trey Thompkins para hacer pareja con el gigante Tavares. Un equipo más físico, aprovechando la confianza en el ataque de Jaycee Carroll, quien fue el máximo anotador blanco el pasado miércoles. El partido comenzó como se preveía, sin dudas y sin apenas pases que forzaba un bonito 12-9 en 3 minutos con 6 puntos de Jeff Taylor y otros 6 de Vincent Poirer. El acierto era espectacular, con hasta 5 triples de 6 intentos entre los dos equipos, que se olvidaban de defender y de provocar un tiro tras otro sin descanso. Ello provocaba un bendito espectaculo para el espectador, 15-15 en el minuto 5 de partido. Algo llamativo en el Real Madrid, puesto que solo Taylor superaba los 6 puntos en el primer cuarto, en un quinteto, poco anotador si descontamos el compromiso de Jaycee Carroll. Pero la tormenta empezaba a acercarse, primero con un magnifico Matt Janning, quien volvió a demostrar sus cualidades como perfecto tirador con un 3/3 en triples en solo 5 minutos que bloquearon la capacidad mental del Real Madrid, y posteriormente, con la vuelta de las nubes grises que provocaron un parcial de 2-12 en 90 segundos, que nos recordaba lo vivido el pasado miércoles. Pero a diferencia del primer día, el Real Madrid no esperó a protegerse de la lluvia, sino que prefirió mojarse y seguir concentrado, consiguiendo un parcial de 6-1 en dos minutos para terminar el primer cuarto 28-33 a favor de Baskonia. Los blancos arreglaron el cuarto, a base de fuerza y casta, con un 56% en tiros de campo, con Taylor como máximo anotador con 6 puntos, pero con bastantes jugadores acertados en rotación, dejando buenas sensaciones los cuatro interiores, quienes serían fundamentales en el transcurso del partido.
Pero Baskonia no se amilanaba. Es verdad que el 6/8 en triples, ayudaba mucho a mantenerse por delante en el marcador, pero si Janning ejecutaba desde fuera, Poirer era el más fiable desde el interior, además de tener una maravillosa dirección de Marcelinho Huertas. El reto de igualar la serie parecía alejarse, debido al gran partido del equipo vitoriano. Pero el reto estaba ahí y el Real Madrid quería probarlo. Un 5-0 de parcial, con rápidos contrataques y férreas defensas, igualaba nuevamente el marcador, pero la concentración de Baskonia, les hacía insuperables. Huertas continuaba manejando el partido a sus anchas, anotando hasta 11 puntos al descanso, mientras que en el Real Madrid, volvía a aparecer Trey Thompkins, uno de los jugadores más en forma del equipo de Laso en el último mes. Un triple del americano, ponía mucho tiempo después, por delante al Real Madrid 41-40 en el minuto 15. Así es, no me he equivocado. 81 puntos anotados ya en 15 minutos, parecía que la nube gris dejaba escapar algún rayo de sol, no parando tanto el juego y permitiendo a ambos entrenadores, a lanzar todo su arsenal ofensivo sobre la cancha. A la fiesta ofensiva, se apuntaba Gustavo Ayón con 6 puntos y 6 rebotes al descanso y por parte de Baskonia, el francotirador Matt Janning, seguía haciendo estragos en la canasta blanca con su 5/5 en triples al descanso y 15 puntos, que mantenía el nivel moral de la afición madridista, algo apagada. Pero ya avisábamos en la previa, de la importancia el partido para el Real Madrid y primero Thompkins, luego Ayón y finalmente Felipe – 24 de los 52 puntos del equipo – para conseguir, al menos, el empate al descanso, 52-52. Los interiores madridistas, ocultaban la floja anotación entre Carroll, Llull y Doncic que sumaban 9 puntos entre los 3 grandes estiletes ofensivos del equipo de Pablo Laso. Pero no era momento de pensar en ataque, tanto como en defensa, puesto que de los 52 puntos conseguidos por Baskonia, solo 16 fueron conseguidos dentro de la zona. Es decir, 9 fueron de tiro libre y por tanto, 27 – con un 69% de acierto – fueron conseguidos desde el triple.
Estaba claro, y así lo afirmaba Pablo Laso, que había que entregarse mucho más en defensa y rebajar el porcentaje del triple vitoriano. Pero sin olvidarse del ataque, y para eso estaba un inspirado Trey Thompkins quien apenas en 3 minutos, cosechaba 5 puntos para darle la máxima ventaja blanca 61-54 minuto 23, ya con dos tapones en dichos minutos de Edy Tavares. El Real Madrid estaba nuevamente decidido, a mostrar sus planes de inicio, con rápidos contrataques y férreas defensas, dificultando cualquier lanzamiento vitoriano. Y esta vez todo funcionaba. En ataque, los blancos conseguían 16 puntos – por los 15 del primer cuarto – en 5 minutos, por el contrario, Baskonia solo llevaba una canasta en juego, buscando las sensaciones que tuvieron en ese primer cuarto, pero ahora se encontraban con una torre blanca de 2,20, llamada Tavares, quien colocaba tres tapones en este cuarto, curiosamente, todos a Poirer, quien dominaba la zona en el inicio del partido. La intensidad blanca, ascendía a límites insospechados, como fue casi doblar, de 18 a 34, el número de rebotes en este cuarto, 7 de ellos ofensivos. Todo ello sumado, nos dejaba el partido roto, tras un parcial de 17-3 en algo menos de 5 minutos, colocando el 75-57 en el minuto 27 de juego. Ahora el parcial, ascendía a 23-5, con solo una canasta en juego de Baskonia en más de 7 minutos, con un Real Madrid espectacular desde el juego interior, al cual se animaba Luka Doncic con 6 puntos en este cuarto, despertando de su mala primera parte. La moral baskonista empezaba a decaer, conocedor de que ya importaba poco el resultado, seguía siendo un punto, pero quizás andaba algo necesitado de puntos. Puntos que conseguía el joven Malmanis que rompía la racha de 25-5 de los blancos en ocho minutos. Muy tarde despertó Baskonia en este cuarto, sobre todo sabiendo lo que se estaba jugando el Real Madrid, que terminó su cuarto perfecto 83-65 al final del tercer cuarto. Un cuarto perfecto, con 31 puntos anotados, solo 13 recibidos, con un 50% en tiros de campo, 16 rebotes, 7 asistencias, 3 tapones y 0 pérdidas de balón para terminar con 110 de valoración. Baskonia anotaba 13 puntos, apenas superaba el 43% en el tiro y perdió 4 balones, casi los mismos que en toda la primera parte.
Con el partido decidido, el Real Madrid intentaba mantener las sensaciones del tercer cuarto, pero esta vez Baskonia, decidió darle otro empujón al partido, para al menos rebajar la desventaja en el marcador. Como decíamos al comienzo, era importante conseguir una buena distancia, para el Real Madrid, en los minutos decisivos del encuentro, puesto que el carácter Baskonia, no se iba a acomplejar del resultado y nuevamente iban a meterse en el partido. Por tanto el 92-71 en el minuto 34, era todo un salvavidas para los blancos, que volvieron a encontrarse nuevamente de bruces, con las nubes grises sobre el palacio. Hasta 11 faltas, por tan solo 4, fueron castigados los jugadores madridistas dentro del último cuarto, que al menos, solo sufrieron 12 tiros libres en contra – siguen siendo una barbaridad – en el último cuarto, muy lejos de los 21 lanzados el pasado miércoles. Un detalle, el partido comenzó a las 22.15 “por culpa” de que la selección española, debutaba en el mundial de Rusia a las 20 h, y nuestros queridos colegiados, decidieron alargar el partido y provocar un parcial de 6-20 en 6 minutos, que apunto estuvo de darle otra desgracia al Real Madrid, antes de apuntarse el 1-1 en la serie.
Y es que amigos, tenemos que tomárnoslo a broma, las actuaciones arbitrales en ambos partidos de la final. No, no quito ningún mérito al Baskonia en su victoria del pasado miércoles, ni tampoco a su lucha por rebajar la diferencia en el partido de ayer. Y es que, teniendo a dos de los mejores equipos de baloncesto de toda Europa, lo que nos apetece, es verles jugar de tú a tú, con sus aciertos y sus fallos, con sus alegrías y sus lamentos. Y nunca condicionados por factores extraños. Prácticamente, el 50% de los puntos del Real Madrid, fueron obra de Trey Thompkins (16), Gustavo Ayón (14), Felipe Reyes (11) y Edy Tavares (6). Es cierto que Carroll (16) y Doncic (11) solucionaron en la segunda parte sus malos partidos, pero el juego interior, fue determinante para que los blancos consiguieran el empate en la serie. Mañana domingo, el decisivo tercer partido de la serie, pero esta vez en suelo vitoriano. Quien consiga llevarse ese partido, tendrá medio título en juego,el bolsillo, pero personalmente al menos, no me he despedido del WiZink Center, al que – quien sabe – podríamos regresar el viernes que viene.