Parón y cuenta nueva.
El Estu vuelve al camino a la perdición
Noviembre de 2018, Estudiantes en parada cardiaca y sin visos inmediatos de reanimación. Llega un nuevo parón de la Liga Endesa por las Ventanas FIBA, momento perfecto para analizar y tomar decisiones que cambien el rumbo del equipo.
Como Homer Simpson el día que una inanimada barra de carbono tumbó sus pretensiones de ser alguien en su empresa. Con esa misma pena vaga Movistar Estudiantes a estas alturas de en la Liga Endesa. Con mucha pena y nada de gloria. "Triste, como una monja en un burdel", que canta La Fuga.
Nada cambia, todo sigue igual, la intrascendencia a la que está abocada el equipo desde hace años parece que no cambiará este curso. Y eso es triste, muy triste. Porque había ilusión y se ha desvanecido en apenas dos meses de competición. Parecía que después de dos años de calma, los del Ramiro van camino de volver a pelear por no caer al infierno de LEB Oro. Y eso es triste, muy triste.
Pero la crónica a esta esperpéntica situación la firmó el Torum polaco allá por finales de septiembre, eliminando a Movistar Estudiantes en la segunda ronda previa de la Champions, eliminando al Estu en su casa, ante su gente, dejando ver las costuras de un equipo que se desvaneció a la primera de cambio, que no soportó el primer derechazo de un equipo menor, no nos engañemos, un equipo que apenas unas pocas cosquillas le tendría que haber hecho al Estu en feudo. Y ni atisbo de autocrítica, ni una voz mal dada fuera de la pista, nada. Agua. Intrascendencia. Coño, que se veía venir. Que el Torum polaco te dejó fuera de la Champions antes incluso de empezar. ¡El Torum polaco!
Ahora, dos meses después, Movistar Estudiantes anda empatado con el colista, dos victorias y siete derrotas (con un partido menos), dejando unas sensaciones terribles, Darío Brizuela es lo único de buen gusto que el aficionado estudiantil se está llevando a la boca en este curso, pero con él solo no vale, se necesita mucho más y nadie está al nivel, absolutamente nadie.
Pasea Berrocal por la banda del Palacio totalmente perdido, resignado, tal vez consciente del lío en el que se ha metido, sabedor de que tiene, probablemente, el peor Estu de las tres últimas temporadas. Con su parte de culpa, seguro, pero con poco que hacer, poco margen de maniobra con una plantilla cerrada desde hace apenas unas semanas, sin un pivot referente, algo fundamental, con jugadores que están de vuelta, con fichajes que... con fichajes que han salido cruz. Y sin ilusión.
Parón y cuenta nueva. Es momento de tomar decisiones en la zona noble de Estudiantes. Por desgracia el que está en la picota es el técnico, pero se debería analizar el rendimiento de Suton, de Clavell, de Caner-Medley o de Cook, tomar medidas ahora que se está a tiempo, buscar un pivot, que los hay y tratar de enderezar el rumbo y sacar la cabeza.
El año de la ilusión por estar en la Copa del Rey en Madrid, el año en el que se esperaba un paso adelante en la Champions, el año en el que tratar de asaltar los puestos cercanos a los Playoffs,... ese año, este año, Movistar Estudiantes se encuentra a la cola y al borde del abismo. Otra vez. Y todo con la renovación con Movistar pendiente. Cómo diría el fino plumilla del AS, José Ignacio Pinilla, otra vez viviendo en El día de la Marmota. Y eso es triste, muy triste.