El empuje del Real Valladolid se queda sin premio en su puesta de largo
Utrera, nada más comenzar la segunda parte, neutralizó el gol de Peña en un encuentro en el que los blanquivioletas sometieron a un Unión Adarve que se encomendó a su portero Samuel y exhibió su fortaleza defensiva
El Real Valladolid lanzó el chupinazo del estreno liguero en Los Anexos. Estaba previsto que la puesta de largo de los pupilos de Manu Olivas fuera en tierras madrileñas, concretamente en el campo del Rayo Majadahonda, pero las inclemencias meteorológicas obligaron a aplazar el choque. Fue un estreno aciago, si se puede decir así, porque los blanquivioletas sumaron un punto que les sabe a poco después de erosionar el área de Samuel, portero del Unión Adarve, que se erigió en el gran protagonista.
Pensarían los locales qué más tenían que hacer para llevarse al zurrón los tres puntos y no el empate después de poner en liza todos lo trabajado durante estos meses. Dominaron la posesión, se instalaron en área contraria y bombardearon la meta de Samuel con constantes centros, pero la pelota se negó a entrar. Tuvo mérito que el Unión Adarve resistiera y exhibiera su fortaleza defensiva, ese muro que va a ser difícil de derrumbar. En su regreso a División de Honor ha dejado claro que va a ser un rival difícil de roer, cargado de ilusión y descaro.
Enrique Peña se rasgó las vestiduras cuando cantó el gol que abría la lata porque esa insistencia tuvo premio, pero Utrera, nada más comenzar la segunda parte, certificó que el Unión Adarve también sabe contragolpear eficazmente y no había viajado a tierras castellanas para visitar la ciudad que encara el final de sus fiestas patronales.
Manu Olivas presume orgullosamente de las ausencias de Pascu, Arnu y Víctor. Su presencia en la convocatoria de la selección española Sub-17 llena de orgullo al Real Valladolid. Ante ello planteó un 4-3-3, con Hugo San en el costado izquierdo insistiendo en profundizar por la banda y Flores, en el flanco derecho, algo más reservado para frenar las posibles transiciones rivales. Iago y Aranda, formarían tándem en la zaga; la sala de maquinas quedó reservada para Raúl y Cristian, mientras que Yago San Miguel flotó entre líneas. El técnico blanquivioleta quiso cargar el área rival con la presencia ofensiva de Enrique César y Neira.
Pronto quedó claro cual iba a ser la tendencia del encuentro. El Real Valladolid acaparó el esférico y comenzó a moverlo con criterio buscando las rendijas por donde colarse. El Unión Adarve planteó dos líneas defensivas juntas y ordenadas como si se tratara de una disposición guerrillera propia de una legión de romanos. Afloró el talento de Yago San Miguel, jugador llamado a ser diferencial en la categoría, que regresa a su casa después de cinco años en las categorías inferiores del Real Madrid. Se ofreció para recibir, suministró balones al área y dispuso de la primera ocasión después de zafarse de los rivales y adentrarse en el área pequeña, pero Samuel ya dejaría constancia que iba a ser tarea difícil batirle.
Aarón tuvo que retirarse cuando no se había cumplido el cuarto de hora de juego después de taponar un disparo, ejecutar un mal movimiento y sentir molestias en la rodilla. En esa tesitura, el conjunto madrileño apostó su juego ofensivo en rápidas transiciones capitaneadas por Laguna, intenso en cada disputa tratando de robar y amenazar con su velocidad, pero la zaga local mantuvo la concentración para frenar esas embestidas. Hugo San encañonó su pierna para bombardear el área rival con constantes centros que o bien taponaba la defensa o atajaba Samuel.
Agonizaba el primer tiempo y cuando parecía que el primer acto estaba avocado al empate, Hugo San puso el balón al área, Neira remató y Samuel paró, pero Peña estuvo atento para cazar el rechace y poner en ventaja a los blanquivioletas.
El regreso al verde trajo la primera noticia de la sustitución de Iago Parente por Antonio por posibles molestias. En esas el Real Valladolid dio continuidad a su plan, amarró la posesión y llevó la pelota de un costado a otros para penetrar por la tela de araña tejida por el conjunto madrileño. Y en una de esas amenazas en velocidad de los visitantes, Utrera aprovechó la fragilidad defensiva para irse en velocidad y batir a Gonzalo.
Un despiste defensivo castigado con el empate no entraba en los cálculos del Real Valladolid, que no cesó en su empeño de seguir percutiendo. Hugo San siguió con su recital de centros al área, pero la falta de puntería en unas ocasiones, el buen desempeño de Samuel en otras, o la tarea defensiva de los visitantes para resistir y aguantar el empuje, acabaron por condenar a los blanquivioletas.
Manu Olivas agitó el banquillo en busca de esa eficacia e incluso fortuna ansiada. Platero ocupó el lateral izquierdo y Hugo San adelantó su posición para seguir suministrando balones. Jorge Delgado relevó a Neira, pero los nuevos hombres tampoco encontraron el camino del gol. El ejercicio de resistencia del Unión Adarve terminó por ahogar a los blanquivioletas que, tras el pitido final, negaban con la cabeza buscando una explicación.