De Manila a Vitoria: Raúl Jaén y su pasión por volver a brillar

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Catalogado como una promesa del fútbol sala madrileño y español cuando aún no llegaba ni a los 20 años de edad, tuvo que dar un giro de 180 grados a su carrera en el mundo del deporte por culpa de una lesión en el pie. Este es Raúl Jaén y esta es su historia (hasta el momento).

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Obrador Goya

Cuando vayan mal las cosas como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino solo cuestas que subir,
cuando tengas poco dinero pero mucho que pagar,
y precises sonreír aun teniendo que llorar,
cuando ya el dolor te agobie y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes ¡pero nunca desistir!

Tras las sombras de la duda ya plateadas, ya sombrías,
puede bien surgir el triunfo, no el fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia figurarte cuán cercano
pueda estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano.

Lucha, pues por más que tengas
en la brega que sufrir,
cuando todo esté peor,
más debemos insistir.

El poema que asoma arriba es No desistas y pertenece a Edgar Guest. El escritor estadounidense -nacido en Reino Unido- intenta decir con estos versos que, por muy difícil que sea la situación que uno tiene, no hay que rendirse jamás. Hay que seguir luchando día a día intentando salir adelante a pesar de todos los problemas que puedan surgir.

El protagonista de este reportaje podría haber servido perfectamente de inspiración para Kipling. Llegó a lo más alto del fútbol sala en categorías base y tocó con la punta de los dedos el cielo de tan bonito deporte. Sin embargo, no consiguió agarrar ese trozo de cielo que durante tanto tiempo todo el mundo pensó que se había ganado a base de talento y trabajo.

Aun así, reconvirtió su rol en el mundo del deporte y se empezó poco a poco forjar un nombre en el fútbol femenino, un deporte al que ya lleva unido durante varios años. No obstante, Raúl Jaén fue una de las mayores promesas del fútbol sala madrileño y español. Quién sabe si con esta nueva etapa de su vida las puertas del cielo se le volverán a abrir para, por fin, cumplir su sueño.

Una estrella de Manila

Raúl Jaén fue uno de los tantos jugadores de fútbol sala que la prolífica cantera de Manila Estrellas ha sacado desde su creación hace ya más de 30 años. A comienzos del siglo XXI, el club madrileño se convirtió en todo un referente del fútbol sala madrileño gracias a la infinidad de grandes jugadores que formaba y a la cantidad de títulos que obtenía en cada categoría.

Su paso por el Manila Estrellas fue muy duradero, pues estuvo desde los cuatro hasta los dieciséis años, cuando decidió fichar por Movistar Inter. Todos los momentos y las experiencias que vivió en el club las recuerda con gran alegría, pero él no puede olvidarse de aquellos que lo componen: “Sin duda, una de las mejores cosas con las que me puedo quedar de aquellos años es con la gente, con Vicky, con Luis, con Juan; personas que se matarían por defender el club”.

Raúl Jaén actualmente forma parte del organigrama del Deportivo Alavés | Imagen: Aitor Bouzo

Después de más de una década cambia un verde por otro. Cuando termina como cadete, Movistar Inter llama a su puerta. Un día al acabar un partido, Agus Villa -a la postre su primer entrenador en Movistar Inter- se acerca a hablar con sus padres y con él mismo para transmitirles el deseo de que Raúl fiche por el club interista.

Tres años maravillosos en Alcalá de Henares

No fue una decisión fácil de tomar, ya que tenía propuestas encima de la mesa de otros equipos. “Me pareció interesante coger la vía de Inter como un proyecto bonito en el que poder contribuir a devolver al club al lugar donde se merecía en esas categorías de cantera”, comenta.

A Inter llegó en su primer año de juvenil y permaneció en el club durante tres temporadas. Tal era la proyección de Raúl Jaén en el mundo del fútbol sala que llegó a ser subcampeón de la Supercopa de España con el primer equipo interista. Habitual en los entrenamientos del primer equipo, llegó a coincidir con jugadores de la talla de Álvaro, Ortiz, Schumacher o Rafael Rato.

Estar en un club tan grande y con jugadores tan importantes como los citados fue una experiencia increíble que jamás olvidará: “En ese momento quizás uno es un chaval y no se para a valorar muchas cosas; viéndolo ahora con perspectiva, cada entreno, cada concentración, cada partido con el primer equipo eran un auténtico privilegio”.

Aun así, uno de sus mejores recuerdos es uno que no tiene nada que ver con los mayores, sino con sus compañeros del Juvenil A. “Guardo con especial cariño la consecución de la Elite Cup con el Juvenil Nacional, sobre todo, por la dificultad de ello; nadie apostaba por nosotros en esa competición, pero terminamos derrotando a equipos del calibre de Azkar Lugo o el FC Barcelona y ganando el torneo”, rememora.

Un nuevo reto con Rivas Futsal

Después de pasar toda la etapa de juvenil en el conjunto alcalaíno (o torrejonero, según se mire), Raúl Jaén se marcha debido a una serie de malentendidos. Su destino sería Rivas 95. El club ripense -que dos temporadas más tarde se fusionaría con el Rivas Atlantis para formar el Rivas Futsal-, ya era uno de los mejores clubes de la Comunidad de Madrid a pesar de su corta edad y militaba en 2ªB. “Me surgieron varias propuestas en ese momento y me decanté por la de Rivas Futsal porque es donde sentí mayores sinergias, donde creía que más se iba a apostar por mí y, por supuesto, donde había un proyecto con un gran potencial que al poco tiempo terminó fue dando resultados”, admite el madrileño.

Los albinegros no tardaron en demostrar a todo el país que habían llegado para quedarse en el panorama del fútbol sala español. Con nuestro protagonista a los mandos desde la posición de cierre, los ripenses ganaban la liga del grupo IV de Segunda B en la temporada 2014-15. Pero en el play-off el Real Betis Futsal vencía y lograba el ascenso en una eliminatoria espectacular, sobre todo por el partido de vuelta en tierras sevillanas. Una temporada más tarde, ya oficialmente como Rivas Futsal, volvían a quedar campeones del grupo IV de Segunda B y, esta vez sí, ascendían a la categoría de plata tras ganar a Noia FS en el play-off.

Raúl Jaén controla el balón ante Luis Jara y Burrito | Imagen: Rivas Futsal

Aunque parezca mentira, Raúl Jaén hace una mención especial a la eliminatoria perdida frente a los béticos y no a la ganada ante el cuadro gallego: “Tengo mucho más recuerdo de la derrota del play-off el año anterior al ascenso contra el Betis, una eliminatoria espectacular que tuvo de todo y que finalmente se terminó decantando a favor del equipo sevillano; aquello nos hizo infinitamente más fuertes y nos sirvió para culminar el ascenso la temporada siguiente”.

Además, no se olvida de esa maravillosa Copa del Rey en la campaña 2017-18 cuando eliminaron a Levante UD FS y a Industrias Santa Coloma y llegaron hasta los cuartos de final. Reconoce que uno de los fuertes de aquel equipo era el buen ambiente que reinaba en el vestuario y prueba de ello es que a día de hoy siguen manteniendo el contacto después de tantos años.

Entre el futsal y el fútbol

Todo va sobre ruedas para el cierre madrileño. Es uno de los mejores jugadores de un Rivas Futsal que está sorprendiendo a todos. Con David Ramos a los mandos, los ripenses logran la permanencia en su primera temporada en Segunda División a falta de siete jornadas para el final. En la siguiente campaña, además de llegar a cuartos de final de Copa del Rey ganando a Levante UD FS e Industrias Santa Coloma, en liga regular se quedan octavos y llegan a la última jornada con opciones de clasificarse para los play-off de ascenso a Primera División.

Sin embargo, Raúl Jaén empieza un calvario con las lesiones. Exactamente con un dedo de su pie: “Llegó un momento en el que día tras día volvía a casa literalmente cojo después de entrenar y aun así seguía intentaba seguir, hasta que por fin encuentro un médico que dio con la tecla y me propuso operarme, una operación más destinada a personas de 60 o 70 años, pero que en ese momento era la única solución”.

Después de operarse, vuelve a las canchas 434 días después. En principio parece que las molestias han desaparecido y que puede volver a jugar como antes. Pero finalmente no es así. “Me acostumbré a jugar con dolor, y lógicamente eso influía en mi rendimiento, pero llega un momento en que se hace insostenible el bucle constante en el que estuve durante meses: dolor, descanso, mejoría, volver a jugar, otra vez dolor”, lamenta.

Y la lesión no solo le acarreó problemas físicos. También mentales, como es normal. Asegura que fue uno de los peores momentos de su vida y que todavía se le pone la piel de gallina al recordarlo, ya que para él gestionar esa situación fue realmente difícil. Tuvo que recurrir incluso a ayuda psicológica debido a la incertidumbre de no saber qué le pasaba. Al final, se ve obligado a dejar el fútbol sala: “Decido dar un paso al lado porque realmente el dedo no me permitía ya disfrutar de un deporte que me apasionaba desde los cuatro años”.

Una difícil decisión

Mientras va y vuelve de las pistas, Raúl Jaén también se convierte en el preparador físico del Rivas Futsal, rol en el que se mantiene durante las dos últimas temporadas en el conjunto madrileño. No fue fácil reconvertir el rol que tenía en el club. “Fue muy complicado; estar en el mismo vestuario donde estabas jugando y pasar a ver los partidos siempre desde la barrera se hacía difícil”, confiesa. Pero el amor que le tiene a este deporte le llevó a tomar esa decisión: “Yo prefería pasar por eso a estar, después de más de veinte años, un fin de semana en mi casa sin fútbol sala”.

El ex de Inter Movistar y Manila Estrellas comenzó a rehacer su vida profesional y se centró en dedicarse a aquello que había estudiado. La última temporada en el club madrileño la compaginó con un puesto, también de preparador físico, en el primer equipo del AD Alcorcón femenino. Graduado en 2018 en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, fue adquiriendo experiencia poco a poco con el primer equipo de Rivas Futsal hasta que le llegó la oportunidad de formar parte del cuerpo técnico del cuadro alfarero.

Raúl Jaén chuta a portería en un partido ante ElPozo Ciudad de Murcia | Imagen: Enrique Jaén

Decidió apostar por su nueva carrera profesional. “De siempre me ha llamado también la atención el fútbol y lo vi como una manera de salir de mi zona de confort, aprender cosas nuevas y abrir el abanico de posibilidades futuras”, indica. La aventura con los alcorconeros tan solo dura una temporada, pues ficha por el filial del Atlético de Madrid femenino. Después de 21 años dedicados al fútbol sala en cuerpo y alma, el madrileño encuentra en el fútbol un nuevo camino a seguir.

La campaña que vivió en el conjunto colchonero le sirvió para continuar con el aprendizaje que había empezado un año antes con el AD Alcorcón. Recibió la llamada del Atlético de Madrid con muchísima ilusión, ya que tuvo la oportunidad de poder aprender y seguir progresando en un club tan grande como el Atlético de Madrid.

De Madrid a Vitoria, con una pandemia de por medio

La aventura con las colchoneras se paraliza debido a la pandemia y en septiembre de 2020 decide salir, una vez más, de su zona de confort y se marcha a Vitoria para fichar por el Alavés, club en el que aún continúa en la actualidad como segundo entrenador del primer equipo femenino y coordinador del área de análisis. De hecho, esta temporada 2022-23 ha podido debutar incluso como primer entrenador de forma interina debido a la destitución de Mikel Crespo.

La oportunidad de recalar en el Deportivo Alavés le llegó gracias a Estefi, exportera de Atlético de Madrid y Rayo Vallecano, y con la que coincidió en Alcorcón: “Tuvimos la suerte de cruzar nuestros caminos allí, se forjó una gran relación tanto a nivel deportivo como de amistad; le estaré eternamente agradecido, ya que fue la persona que me hizo llegar a los oídos del que hoy en día es el club donde trabajo”.

A pesar de ser todo un apasionado del futsal, Raúl Jaén está totalmente centrado en el fútbol y no se arrepiente de ello para nada. “Uno de los aspectos que más suelo valorar es el sentirme valorado en el lugar donde desarrollo mi día a día y, en ese momento, la apuesta que el fútbol femenino hacía sobre mí era bastante mayor de la que podía hacer el fútbol sala”, explica. No obstante, la sensación de estar dentro de una cancha, ya sea de fútbol o de fútbol sala, es incomparable: “Disfruto mucho a día de hoy desde la barrera, pero se pasa muy mal porque no está tan en tu mano el poder hacer las cosas como cuando juegas”.

Un balance realmente positivo

Pese a que ya cuenta con una trayectoria envidiable en el fútbol femenino, no hay que olvidar los logros que obtuvo durante todo el tiempo que estuvo ligado al fútbol sala. Al margen de lo conseguido con Rivas Futsal, Raúl Jaén fue campeón de España con la selección madrileña tanto en categoría juvenil como cadete e internacional con las selecciones sub-18 y sub-21.

Recuerda con entusiasmo su primer encuentro con la camiseta española: “Fue uno de los mejores momentos de mi vida; el instante en el que escuchas el himno por primera vez es espectacular, empiezan a pasar por tu cabeza muchos momentos y te acuerdas de la familia, que sin ella no podrías estar ahí, los inicios, todo ese camino y el esfuerzo que te ha hecho llegar tan lejos”.

Raúl Jaén dirigiendo un ejercicio con la AD Alcorcón | Imagen: Enrique Jaén

En cuanto a la selección madrileña, a pesar de haber salido campeón en dos ocasiones, hace hincapié en la final que perdieron contra la Comunidad Valenciana después de superar en fase de grupos a Cataluña y Castilla-La Mancha. Ese año nadie contaba con ellos para hacer un buen papel y rompieron todos los pronósticos llegando hasta la final.

Como indica su palmarés, Raúl Jaén estaba llamado a ser uno de los mejores jugadores españoles de fútbol sala del mundo. Ese dedo no le dejó ni siquiera intentarlo. Aun así, no le puede estar más agradecido al deporte que le enseñó tanto desde los cuatro años: “Siempre me quedará la espinita de saber qué podría haber pasado y hasta dónde hubiese llegado si hubiera podido seguir jugando sin el inconveniente del dedo, pero hago un balance realmente positivo y ya no por la parte deportiva, sino por todo lo que me ha aportado el fútbol sala a nivel personal”.

Sufrir y disfrutar con la élite del futsal

El madrileño tuvo la oportunidad de enfrentarse a jugadores que hoy en día forman parte de la élite del fútbol sala español y mundial. Uno de ellos fue Adolfo, actual futbolista del FC Barcelona. Recuerda de manera muy nítida un partido frente a la selección de Cataluña en el Campeonato de España. Era el segundo partido de la fase previa y, además, no había jugado ni un solo minuto en el encuentro anterior. Ante su sorpresa, a los cinco minutos de partido el entrenador le llama para salir y le dice que su principal objetivo va a ser perseguir al catalán allá donde vaya.

Asimismo, Raúl Jaén compartió vestuario con jugadores de talla mundial como Rafael Rato, Bateria, Luis Amado o Marquinho. Sin embargo, quiere destacar por encima de todos a dos. El primero de ellos es Betão. El pívot brasileño era un dolor de muelas para cualquier cierre que tuviese que defenderlo, algo que el exfutbolista de Rivas Futsal vivió en sus propias carnes: “Se ponía de espaldas y ya podías abrazarlo, darle patadas, subirte encima de él, que daba lo mismo, era una cosa sobrehumana”.

El segundo es Álvaro, con el que pudo coincidir durante su etapa en Movistar Inter y del cual pudo aprender multitud de aspectos del juego. El ex de Caja Segovia o ElPozo Murcia, una auténtica leyenda del futsal mundial, gozaba de una técnica exquisita, sobre todo en el pase: “Me parecía una auténtica locura su dominio del balón, siempre sabía lo que hacer antes de que le llegase la pelota, siempre sabía dónde se tenía que colocar, la ponía donde quería”.

Los entrenadores de su vida

En cuanto a los entrenadores, el madrileño no duda en elogiar a David Ramos, al que le está eternamente agradecido. El actual entrenador del Viña Albali Valdepeñas le entrenó en Rivas Futsal marcó un punto de inflexión para él: “Fue un antes y un después para mí a la hora de entender el fútbol sala, de valorar las situaciones, de competir, de vivir el día a día con pasión, de dejártelo todo en cada duelo y un sinfín de aprendizajes más”.

Raúl Jaén, junto a Rubén Orzáez, en su etapa como interista | Imagen: Elite Cup Futsal

Otro al que quiere hacer mención es Jesús Velasco, quien lo entrenó cuando él era un asiduo a los entrenamientos del primer equipo de Movistar Inter. “El tiempo que pude estar con él aprendí un montón de aspectos nuevos para mí y que te dan un plus en el rendimiento; ahí realmente te das cuenta de cuáles son los buenos entrenadores y cuáles son los top”, asevera. No quiere olvidarse tampoco de otros con los que ha tenido la suerte de cruzarse como José Luis Encinas, Chicho, Agus Villa, Vicky o Chema y que con él fueron grandísimos profesionales y, por encima de todo, grandes personas.

En resumen, Raúl Jaén seguramente sea el entrenador que las circunstancias le han hecho ser. Su camino, lleno de victorias y fracasos, con grandes momentos y situaciones difíciles, le ha servido para convertirse en la persona que es hoy. Su pasión por el fútbol sala le ayudó a vivir momentos espectaculares, pero la vida le llevó por otros derroteros. Se podría decir que su dedo le marcó el camino. Él lo asumió y se rehizo para escribir su nombre en la historia. De una forma o de otra.